Diario de León

La primera alternancia en Cataluña causará una cascada de ceses y descensos de rango

Más de 2.000 cargos de CiU apuran sus últimos días en un clima de fin de ciclo

Dos de cada tres empleados de libre designación de la Generalitat militan en CiU

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Anxo Lugilde - redacción
León

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A la catalana, sin estriden-cias y con educadas maneras, varios millares de altos cargos y personal de confianza de la Generalitat se preparan estos días para abandonar el poder en la primera gran alternancia de la España autonómica, una gigantesca operación que supondrá el desmantelamiento de redes clientalares de intereses y de control político con 23 años de antigüedad. En los pasillos de los departamentos de la Generalitat y de sus empresas públicas, algunas especialmente relevantes como la televisión autonómica, se ha hecho notorio en los últimos días el nerviosismo y el desconcierto ante un cambio que al día siguiente de las elecciones parecía muy cercano. «Primero respiraron tranquilos al ver el resultado electoral, después comenza-ron a ponerse nerviosos según avanzaban las negociaciones de la izquierda y, ahora, pues hay resignación y confusión», explica un empresario gallego que trata habitualmente con la Administración. Los sindicatos CC.OO. y UGT cifran en más de 2.000 el número de altos cargos y personal de confianza que perderán sus puestos cuando tome posesión el tándem Maragall-Carod. Pueden ser bastantes más si se incluye todo el entramado de sociedades públicas. El personal político, no funcionario, está compuesto por los 16 consellers, 450 directores generales y secretarios generales, así como sus jefes de gabinete, encargados de personal y asesores. Entre estos últimos hay una elite compuesta por algo más de doscientas personas, con retribuciones incluso más altas que la del propio Jordi Pujol. Su secretaria de toda la vida, Carme Alcoriza, percibía hace tres años como asesora un sueldo de 80.000 euros, sólo 9.000 menos que su jefe. Dos décadas para blindarse Según un estudio de un profe-sor universitario catalán, Jordi Matas, dos de cada tres altos cargos militan en la coalición CiU. CDC, el partido de Pujol, cuenta con el 70% y Unió, el de Duran Lleida, con el 30%. El cese como alto cargo para muchos no supondrá el pasa-porte a la cola del paro, porque tuvieron 23 años para blindarse. Abundan los casos de directores y secretarios generales con categoría de, por ejemplo, jefe de servicio, lo que les permitirá continuar en la Administración pero en funciones de menor rango. Algo parecido ocurre en la radio y televisión públicas. El final de ciclo no sólo afecta a los políticos, también a los empleados interinos temerosos de las consecuencias del cambio de rumbo. Eso le sucede a una hija de emigrantes gallegos, de A Terra Cha, angustiada también por el relevo. Entre tanto, en algunas consellerías los jefes empiezan a despedirse de los subordinados.

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