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Freire: «La mayoría de los acosados nunca denuncian por salvar su puesto de trabajo»

Un momento de la conferencia ofrecida ayer por Luis Freire en el salón de actos de Ibermutuatur

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León

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«Tiene que haber una presión grave y sistemática. No puede pasar por acoso cualquier disputa o rencilla». El abogado Luis Freire señala que cuando se habla de acoso moral en el trabajo no se pueden juzgar conductas de manera aislada, sino actuaciones de conjunto cuya finalidad es «hacer el vacío, ignorar al trabajador y conseguir que abandone la empresa de motu propio o para que se dé de baja médica». Los estudiosos europeos como Heinz Leymann han pautado hasta la duración mínima del acoso: seis meses y la periodicidad de las conductas acosantes: una vez a la semana. «Esto es un poco absurdo porque a veces no se pueden medir así las cosas; es suficiente con acreditar que se trata de un comportamiento sistemático», precisó. Freire, que impartió ayer un curso sobre acoso moral en el trabajo organizado por la editorial Lex Nova en León, dijo respecto a las pruebas que «no son suficientes los informes médicos en los que los psiquiatras se limitan a decir que el paciente refiere acoso laboral». Los informes médicos, precisó, «son importantes, pero una cosa es la enfermedad y otra la situación que la causa». «Lo importante es que la prueba se consiga día a día: el correo electrónico, la percepción por testigos, las conversaciones... que se vea que es un plan preconcebido para desgastar a la víctima», añadió. El letrado reconoció, no obstante, que «la mayoría de los trabajadores verdaderamente acosadas nunca denuncian por salvar su puesto de trabajo» a pesar de que les cuesta «su propia salud e incluso la destrucción del hogar». Diferencias con el «burn-out» El acoso laboral debe distinguirse de otros problemas que se producen en el ámbito del trabajo como es el síndrome del quemado o burn-out, que también produce estrés. Freire subrayó que «es complicado que se practique acoso, en términos puiros, contra un grupo de personas» o que la empresa tenga institucionalizado un «sistema de acoso hacia el conjunto de los trabajadores» como se ha denunciado en relación con empresas de telemarketing en las que se ejercen presiones para aumentar la productividad. Entre los ejemplos que citó figura una sentencia del TSJ de Valencia sobre trabajadores de seguros que fueron destinados a tareas de recuperación de clientes tras una valoración de desempeño negativa. Se les cambió de ubicación física impidiendo su acceso al interior del local, con prohibición expresa de tránsito por dos plantas de la empresa, uso directo de fotocopiadoras y sistema informático, aunque les mantuvieron la retribución. «El derecho sancionador no puede perseguir hechos que reflejen un sistema organizativo empresarial, pero concurre bossing» por los límites impuestos a los empleados.

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