Las estancias en residencias privadas cuestan entre 600 y 950 euros al mes
Los servicios privados de atención a la tercera edad mueven un volumen de negocio difícil de calcular, aunque, en todo caso, puede estimarse oficialmente entre 600 y 950 euros al mes por cada uno de los 4.185 acogidos en este tipo de centros, según la presidenta de la patronal leonesa del sector, Maria José Tejera. La Asociación Leonesa de Residencias de la Tercera Edad (ACLER) cuenta con aproximadamente cuarenta empresas afiliadas, aunque el número de las que funcionan en la provincia es sensiblemente mayor, cifrándose en un total de 54 e incluyendo las que trabajan por cuenta de ayuntamientos, Junta o Diputación. De hecho, gran parte de las residencias públicas trabajan mediante subcontratas con pequeñas empresas privadas. El conjunto de todas ellas acoge al día de hoy a un total de 4.185 ususarios, cuya aportación para mantenerlas depende, en parte, de sus propias rentas y, también en parte de subvenciones. De cualquier forma y sumando ambos conceptos el coste mensual de una plaza en las residencias geriátricas de la provincia, ya sean públicas o privadas, se mueve en una horquilla que oscila entre 600 y 950 euros, muy por encima de la pensión media provincial, cifrada, a su vez, en poco más de 450 euros. El mercado manda Según María José Tejera, el negocio de las residencias privadas de la tercera edad es tan prometedor como elevados sus costes: las empresas del sector dan ya trabajo a más de 1.700 empleados, de los cuales un 20% tienen que tener, por ley, una cualificación profesional alta -médicos, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas, etcétera- y el resto un mínimo de preparación como auxiliares y cuidadores que encarece igualmente el precio de su trabajo. La proporción de empleados por pensionistas es en este tipo de centros de uno por 2,5, un porcentaje muy superior, por ejemplo, al de trabajadores por alojado en un hotel de cinco estrellas. «Aunque nosotros preferimos no hacer este tipo de comparaciones», añade Tejera. Con una teórica y potencial clientela de 141.000 pensionistas, aunque muchos de ellos se valgan por si mismos o estén al cuidado de sus familiares, las residencias de la tercera edad cuentan con multiplicar varias veces el número de acogidos durante los próximos años, ampliando el negocio a servicios a domicilio que ahora corren a cargo de la Diputación y de los grandes ayuntamientos a precios casi simbólicos. De hecho, grupos de particulares sin ningún tipo de control y permisos están prestando ya este tipo de cuidados a personas de la tercera edad en su entorno, dentro de un círculo de economía sumergida que se parece mucho al del servicio doméstico de toda la vida. Según María José Tejera, hace tiempo que existen también residencias de ancianos semiclandestinas: «hay edificios enormes con capacidad para cien plazas o más que se ven y están ahí, y cantidad de pisos que no se ven y que tampoco controla nadie, al menos por el monento». «Hay cantidad de pisos que no figuran ni se ven, pero funcionan como residencias ilegales» MARÍA JOSÉ TEJERA, presidenta de la patronal ALERTE