Diario de León

La plana mayor del PSOE y el PSC acude a Barcelona para arropar al líder del nuevo gobierno de izquierdas catalán

Maragall asume el cargo de president apelando a un «nuevo patriotismo»

Pujol entrega la Generalitat tras 23 años, deseando un futuro positivo y de orgullo para Cataluña

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Sergi Olego - barcelona
León

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Fue un momento histórico que apenas duró un cuarto de hora. Esos quince minutos fueron suficientes para que, después de 23 años de ejercicio del poder, Jordi Pujol duese el relevo al socialista Pasqual Maragall, que tomó posesión de su cargo de presidente de la Generalitat de Cataluña arropado, entre otros, por la planas mayores del PSC y del PSOE. José Luis Rodríguez Zapatero encabezó a la práctica totalidad de la Ejecutiva de su partido. Estuvieron también todos los presidentes de comunidades autónomas gobernadas por el PSOE, salvo Juan Carlos Rodríguez Ibarra -que adujo un compromiso local- y José Bono, que envió a su vicepresidente. No faltaron los todavía 'consellers' en funciones del equipo de CiU, con su jefe Artur Mas en primera línea. Y también pudo verse al flamante triunfador del proceso de sucesión abierto en el PNV, Josu Jon Imaz. Más de 300 informadores cubrieron el acto. Momento histórico El desmesurado número de invitados refleja la importancia del acto. Hacía 23 años que el protagonista de la investidura de un presidente autonómico catalán era siempre el mismo, Jordi Pujol. El último traspaso real de poderes se celebró el 8 de mayo de 1980, cuando Josep Tarradellas le impuso la medalla de oro con el escudo de la Generalitat que simboliza el cargo. Más de dos décadas después, el mismo Jordi Pujol inició el acto de toma de posesión de Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat. «En cumplimiento de las leyes me correspondía convocar este acto», dijo en frase que pareció justificar su decisión de no legar en ese momento un último discurso. Pero no dudó en resaltar la importancia del evento: «Este es un acto de la máxima relevancia constitucional que simboliza el paso de la democracia», afirmó para, acto seguido, desear que en los próximos tiempos Cataluña siga progresando siempre «en un marco de progreso y de convivencia». Tras felicitar a Pasqual Margall, cedió la palabra a Ernest Benach. El president del Parlamento leyó el decreto de nombramiento e impuso la medalla de presidente de la Generalitat a Pasqual Margall, que accede al cargo gracias al acuerdo tripartito de gobierno alcanzado entre los socialistas catalanes, ERC e ICV-EUiA. «No había pasado nunca» El discurso de Maragall tuvo un marcado tono político. El flamante presidente de la Generalitat recordó sus inicios en el otro extremo de la Plaza de Sant Jaume, donde se erige la sede del Ayuntamiento de Barcelona, frente al palacio que alberga la del gobierno catalán. «Seis años más tarde, aquel alcalde entra en el Palau de la Generalitat. No había pasado nunca», afirmó. El nuevo president vaticinó un gobierno en el que no faltarán «ni la juventud ni la experiencia» y recordó la importancia del cambio. «Nunca la izquierda de este país había gobernado en un entorno de paz. De aquí a cuatro o quizá ocho años la historia emitirá un primer veredicto. Me esforzaré para que el pronunciamiento sea favorable», prometió. Maragall ofreció a los asistentes su particular visión sobre el cambio de gobierno. «Esta es la esencia de la democracia. Los que mandan ya no mandan y los que estaban en la oposición ahora mandan», dijo. Tras agradecer al «presidente Pujol» su función durante estos años, Maragall pronosticó una buena entente con sus dos socios de gobierno . «No pensamos renunciar al proyecto más digno al que podemos aspirar. Muchas cosas cambiarán en nuestro deseo de ser nosotros mismos», vaticinó para concluir su discurso con un significativo «hablando la gente se entiende». Después, no pudo evitar una proclama: «Visca Catalunya», acogida por el público con aplausos. El acto finalizó con el canto del himno catalán, Els Segadors. Pero la fiesta continuó en la Plaza Sant Jaume, donde se congregaron centenares de militantes socialistas que con sus gritos y aplausos consiguieron que Maragall se asomase al balcón del edificio. Flanqueado por Carod-Rovira y Saura, Maragall tomó del brazo a Zapatero y le obligó a acompañarle en el balcón. Maragall, que volvió a dirigirse a su público: «Catalanes, Cataluña es el nombre que nos hermana», proclamó, y en la plaza volvieron a tronar los aplausos. «Catalanes, Cataluña es el nombre que nos hermana» PASQUAL MARAGALL President de la Generalitat

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