Un proyecto de dos años que se ha alargado el doble y con prórrogas

Las obras del CTR de León se adjudicaron en diciembre de 1999 para dar una solución definitiva al problema de los vertederos incontrolados de toda la provincia que representaban un problema medioambiental grave, aunque el proyecto contó, de entrada, con la oposición de la UPL, que alentó no pocas protestas vecinales tanto previas como posteriores a la expropiación de los terrenos en San Román de la Vega (Astorga). Hasta marzo de este mismo año no se resolvieron las últimas reclamaciones y recursos contencioso-administrativos contra el proyecto. Las sucesivas demandas judiciales impidieron que las obras pudieran ser adjudicadas hasta el 27 de septiembre del 2001, con el compromiso de acabarse en dos años, pero el CTR arrastraba ya largos retrasos en su tramitación, según su gerente, Secundino Prieto. Aproximadamente por las mismas fechas se aprobó también el trámite de impacto ambiental del recinto, complicado en los juzgados y en la Diputación con continuos contenciosos y recursos en lo contencioso-administrativo, muchos de los cuales estaban todavía pendientes de fallo judicial hace seis meses. Las sentencias judiciales sumaban en aquella época más de catorce, desestimándose las reclamaciones de quienes se oponían a él, aunque algunas no eran aún firmes. Por último, en abril del 2002 se aprobó un proyecto añadido que incrementaba en cerca de 900 millones de las antiguas pesetas la inversión adicional en mejora de las instalaciones, las cuales terinaron situándose en una cifra próxima a 45 millones de euros.