Aguirre vuelve a parar a Gallardón
La presidenta frena el proyecto del Teatro Canal porque lo ve «caro» y el alcalde rechaza asistir a una comida oficial por «problemas de agenda» inexistentes
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, le ha salido un grano muy grande en la Comunidad. Su sucesora en el cargo, Esperanza Aguirre, le ha dado varios plantes y no parece dispuesta a caer rendida a los encantos del recuperado «amigo» de Aznar por mucho que éste lleve a la mismísima Ana Botella en su equipo. Si primero le impidió hablar en su discurso de toma de posesión a pesar de que era el presidente saliente, después prescindió del céntimo sanitario que Gallardón impuso como primera medida de su Gobierno. Ahora la presidenta de la Comunidad quiere echar por tierra uno de esos proyectos en los que el alcalde puso todo su empeño cuando él era el presidente regional. Se trata del Teatro del Canal, una macroobra de esas que tanto gustan a Gallardón que pretendía convertir dicho centro en uno de los teatros más importantes de Europa. Hace poco más de un año, en octubre del 2002, el alcalde puso la primera piedra de lo que sería este emblemático centro y su hoy concejala de Arte, Alicia Moreno, pro-nunció una frase que daba la medida del proyecto. «Ya me puedo morir tranquila», dijo entonces la hija de la actriz Nuria Espert y colaboradora de Gallardón. Pues parece que no va a poder ser así. Esperanza Aguirre cree el Teatro del Canal, para el que el actual alcalde encargó un proyecto novedoso al arquitecto Navarro Baldewegh, es simplemente «caro». La presidenta tiene sus prioridades y tiene claro que la macroobra no es una de ellas. La cosa no ha sentado nada bien a Gallardón, que ayer declinó asistir a una comida oficial en la Real Casa de Correos (sede de la Comunidad) «por problemas de agenda». El único acto previsto en la agenda oficial de Gallardón era un visita a las 11.00 horas a la Oficina de Información al Ciudadano del nuevo túnel de Cuatro Caminos. Pese a todo, desde el Ayuntamiento aseguran que Gallardón tiene una agenda no oficial en la que tenía anotado un almuerzo, pero eso sólo él y su círculo más cercano sabrán si es cierto o no. No es la primera vez que el alcalde devuelve a Aguirre sus desplantes. Al día siguiente de que ésta le «pidiera amablemente» que no hablara como presidente saliente el día de su toma de posesión él rechazó asistir a la jura del cargo de Aguirre asegurando pública-mente y a los cuatro vientos que no había sido invitado. El enfrentamiento está servido y tampoco ha ayudado que Esperanza Aguirre prescindiera de la mayoría de los cargos que Ruiz-Gallardón dejó en la Comunidad y optara por consejeros más cercanos a la línea de Rato. A Rajoy seguro que se le agrió ayer el roscón de Reyes.