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El presidente de catalán hará una consulta popular si el Congreso entorpece la reforma del Estatuto

Maragall y Aznar exponen sus diferencias en un ambiente cordial

El líder socialista dice que su reunión ha sido «un buen final para un mal principio»

Publicado por
Gonzalo Bareño - madrid| redacción
León

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El presidente catalán, Pasqual Maragall y el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, mantuvieron ayer un encuentro de más de una hora y media en el que, a pesar del tono cordial, ambos constataron sus radicales discrepancias políticas. El dirigente socialista agradeció a Aznar el «espíritu abierto», y la «profundidad» con la que se trataron los temas y resumió el encuentro asegurando que ha sido «un buen final para un mal principio». Maragall transmitió al presidente su voluntad de reformar el Estatuto catalán y advirtió de que si en las Cortes generales se produjeran «dilaciones» para entorpecer ese proceso convocaría una consulta popular en Cataluña. Arenas precisó que, según Maragall, esa consulta nunca sería un referéndum. Pero eso tampoco tranquilizó a Aznar que expuso la necesidad de que el Parlamento catalán respete las decisiones del Congreso español. Maragall intentó desmentir ante Aznar la idea de que el nuevo Gobierno catalán es «radical» y «extremista», pero no lo consiguió, ya que Arenas insistió después en que la composición y los pactos de ese Gobierno hacen prever una deriva «radical». El líder catalán expuso la necesidad de reformar el Senado para transformarlo en una cámara que represente a las comunidades, al estilo del modelo alemán. La respuesta de Aznar fue su conocida tesis de que no sólo no es necesaria esa reforma sino que los propios alemanes se replantean su modelo. La discrepancia surgió también en torno al modelo de financiación autonómica que Maragall quiere reformar para que las comunidades «paguen por renta y reciban por población». Según explicó, con este sistema Cataluña tendría que seguir aportando para paliar el «atraso histórico» de otras comunidades aunque advirtió que esto no puede ser así «indefinidamente». Tampoco fue bien acogida por Aznar la propuesta de Maragall para que los tribunales autonómicos sean la última instancia judicial. En lo único que coincidieron fue en que España «ha vivido sus mejores 25 años de historia». Pero mientras para Aznar eso es precisamente lo que hace innecesario modificar la Constitución, para Maragall cree necearios los cambios porque el peligro está en «congelar la situación actual» ya que a la ley se la puede «matar por congelación».

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