Un vuelo oscuro que ocultó la roca durante siete días

La hija de los propietarios del Vivero Sofía observó el pasado domingo el vuelo del bólido. Ese día se sorprendió, pero más lo hizo cuando descubrió que en su propio terreno se hallaban parte de los restos. Al desintegrarse el meteorito, las piedras en las que se descompone van tomando tierra apagadas y en silencio. Los científicos llaman a esto, vuelo oscuro. Fue uno de los empleados, Víctor Castro, el que descubrió la roca. Al principio pensó que era un indicativo que habían colocado sus jefes para señalar una zona del invernadero. Después, pensó que era un trozo de hierro y por último se rió con algunos de sus compañeros sobre si sería o no un fragmento del meteorito del que tanto se hablaba. Igual pensó Sofía, la hija de los propietarios. En principio, todo parecía pensar que era un pedazo de hierro, hasta que se confirmaron las sospechas. Los miembros de la Asociación Leonesa de Astronomía apuntan que el invernadero es un lugar «ideal» porque se puede analizar la entrada de la roca y creen que lo hayado podría ser un auténtico pedazo del bólido.