| Crónica | Billete de ida |
Tras un viaje espacial, otro terrenal en bolsa de súper
El resto de roca encontrado en Villalobar revoluciona el vivero en el que aterrizó
Villalobar pudo convertirse hace una semana en Small Ville, la ciudad donde cayó la criptonita que acompañaba a Superman. Sin embargo, el granero se convirtió en invernadero. Muchas han sido las rocas que han querido pertenecer al meteorito avistado el pasado domingo, pero todo parece indicar que la de Villalobar se va a llevar el primer premio, y de momento, el único. Oculta durante siete días tras una máquina y unas cajas la suerte la hizo ver la luz el viernes. Entonces, se montó el revuelo. Cámaras de televisión hacían panorámicas desde el agujero del techo hasta el suelo; cámaras de fotos buscaban el ángulo para demostrar sus cualidades y los plumillas interrogaban a diestro y siniestro para saber cómo había llegado aquel mini meteorito a la tierra. Por último, la autoridad competente. La Guardia Civil, que ha dejado de ir en parejas para personarse en tríos. Entre disputas legales de si se podían llevar o no la piedra se armó el escándalo. Los propietarios del vivero querían conservar parte del hallazgo, entre pitos y flautas, algún destrozo les ocasionó. La benemerita, que era patrimonio del Estado y que éste les daría alguna compensación. Pero no, la clave no estaba en el dinero si no en el valor propio del pedrusco. Mientras, el teléfono seguía sonando y la Asociación Leonesa de Astrología fue la encargada de indicar cómo debía hacerse la recogida de la piedra para ser trasladada a Madrid. Pero... ¡menudo incoveniente!, falta de medios. Los miembros de la asociación de astrología se preocuparon en llevar guantes esterilizados por si era necesario manipular el resto del bólido. En el momento del levantamiento, la pobrecita no tenía vehículo apropiado en el que viajar. La solución final, una bolsa térmica, de las que se usan en los supermecados para llevar los congelados. Una bolsa para cinco kilos de comida y la pobre se sentía solita entre tanta inmensidad blanca. A lo mejor, le gustó, en el fondo estaba acostumbrada a surcar el espacio sideral.