El retorno voluntario, una solución en pañales

El 15 de abril de 2003, el entonces delegado del Gobierno para la Extranjería, Ignacio González, puso la que debía ser la primera piedra de un ambicioso plan de retorno voluntario de inmigrantes con la firma de un convenio con la Organización Internacional de Migraciones (OIM), la institución mundial con más experiencia en la ordenación de flujos de inmigrantes y desplazados de vuelta a sus países de origen. Ocho meses después, las cifras de este programa no son precisamente elevadas: sólo 150 inmigrantes se han beneficiado de esta iniciativa en la que la Administración ya ha gastado 223.300 euros, según desvela el balance presentado este lunes. Hasta el pasado octubre, sólo 400 inmigrantes del más de un millón de indocumentados que supuestamente viven en España habían pedido a la Administración regresar a su país antes de ser expulsados. Pese a las modestas cifras, los responsables de Interior defienden el futuro de este programa y justifican el escaso número en que, por el momento, se trata únicamente de un «programa piloto» al que todavía no se ha dotado de una partida presupuestaria suficiente.