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El socialista cede a la presión del partido aunque no se pliega a «la fría planificación del PP» para llegar a la Generalitat

Maragall destituye a Carod, que dejará el Gobierno para acudir a las generales

El president le mantiene como conseller sin cartera para salvar el acuerdo tripartito

Josep Lluis Carod-Rovira, acompañado por dirigentes de su partido, en su comparecencia de ayer

Publicado por
Susana OlmoMarta SuárezSergi Olego - madrid / barcelonabarcelona
León

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Pasqual Maragall accedió finalmente a las exigencias del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y aceptó la renuncia de Josep Lluis Carod-Rovira como conseller en cap del Gobierno de la Generalitat, aunque le mantiene como consejero sin cartera y sin atribuciones a fin de salvar el acuerdo tripartito. Carod-Rovira podrá así comparecer el jueves ante el Parlamento catalán y no se descarta que pudiera renunciar también a su nuevo puesto en el Ejecutivo ya que encabezará las listas de ERC en las próximas elecciones generales del 14 de marzo. La Ejecutiva del PSOE consideró «acertada» la decisión y reafirmó su respaldo al Gobierno catalán. El presidente de la Generalitat anunció la dimisión de Carod-Rovira tras mantener a lo largo de la mañana del martes una serie de reuniones con su gabinete, con el propio líder de Esquerra Republicana de Catalunya y con dirigentes de los partidos que integran el Ejecutivo. «El Gobierno no puede recuperar su crédito sin asunción de responsabilidades políticas que derivan de su actuación. Acepto, por tanto, su renuncia», dijo Maragall, quien emplazó a Carod-Rovira a ofrecer explicaciones «suficientes e inmediatas» ante la Diputación Permanente del Parlament, donde comparecerá mañana, y a pedir «excusas» al Gobierno de la Generalitat, a las fuerzas políticas nacionales y al Ejecutivo central «en tanto institución». «Un error muy grave» Maragall alabó la «inteligencia política» del líder de ERC y destacó su contribución al acuerdo tripartito así como su voluntad de participar en las instituciones del Estado pese a su convencida vocación soberanista. Pero censuró su iniciativa de acudir a un encuentro con ETA, que, aunque «de buena fe», ha supuesto un «error muy grave» y «perjudicó el crédito del gobierno catalán». «Sin querer ?subrayó el presidente autonómico?, ha facilitado que se pudiese interpretar equivocadamente que los catalanes no sentimos como nuestras a todas y cada una de las víctimas del terrorismo». Para resolver la crisis, el presidente de la Generalitat empleó 24 horas y quiso mantener la autonomía de sus decisiones como jefe del gobierno catalán, pese a las múltiples presiones que recibió de la dirección del PSOE, especialmente, y también del Ejecutivo central. El pulso con Aznar Maragall intentó, sobre todo, salvar el acuerdo tripartito y no ceder al pulso que le tendió el gabinete de José María Aznar para que rompiera definitivamente el pacto con los recuplicanos de ERC. «Las esperanzas abiertas de un gobierno de izquierdas no se pueden romper y están muy por encima del incidente producido y su innegable gravedad», subrayó. En su breve comparecencia institucional, Maragall insistió en separar el comportamiento del Gobierno central y del PP, a los que acusó de «manipular los escenarios mediáticos» y «utilizar el terrorismo en beneficio electoral propio», de las indicaciones que recibió desde el PSOE, cuya «indignación» dijo comprender. Pero advirtió a unos y otros que como presidente de la Generalitat no podía ceder «a las emociones del momento» ni a «la fría planificación del PP». «El Gobierno catalán ?dijo? no se plegará a los planes del gobierno de la derecha ni favorecerá su comportamiento reprobable».

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