Heridas abiertas entre socialistas

Josep Lluis Carod Rovira formalizó ayer su dimisión como conseller sin cartera del Gobierno catalán para presentarse a las generales. Pero la crisis generada por su reunión con ETA, que estuvo a punto de provocar la ruptura entre el PSOE y el PSC, lejos de amainar, arrecia con fuerza. Aunque oficialmente la refriega se ha cerrado «sin heridas», lo cierto es que miembros del PSOE se plantearon la ruptura formal con el PSC si Carod no dimitía e incluso se hicieron consultas sobre el posible apoyo a un PSOE «refundado en Cataluña». Uno de los consultados, según algunas informaciones, fue el alcalde de L'Hospitalet de Llobregat y responsable de Política Municipal del PSC, Celestino Corbacho, que ayer admitió haber recibido una llamada aunque «más que para hablar de una refundación del PSOE en Cataluña» hubo gente del Partido Socialista Obrero Español que le sondeó para «saber cómo se estaba llevando el tema». Bono, el que más presionó El manchego José Bono fue uno de los que más presionó a Zapatero para que exigiera a Maragall la renuncia de Carod durante una reunión celebrada en Madrid el mismo día que se conoció la entrevista de Carod con la banda terrorista ETA. Otro de los socialistas que se posicionó claramente en esa reunión a favor de exigir la renuncia de Carod fue el secretario de Organización, José Blanco. Quienes así opinaban en el PSOE advirtieron a Zapatero, que mantuvo sus dudas hasta el final, del tremendo daño electoral que provocaría en las generales la continuidad de Carod. Tanto Bono como Rodríguez Ibarra insistían ayer en que Carod no puede volver al Gobierno catalán. El primero opinó que su vuelta sería una «burla» y el segundo aseguró rotundo que Carod «no debe volver, no puede volver y no volverá al Gobierno catalán» Los dirigentes del PSC, con Maragall y José Montilla al frente, contestaron ayer a Ibarra y Bono en términos rotundos. Maragall dejó abierta la puerta al ex conseller en cap y aseguró que Zapatero había recibido unas «presiones inmensas y un poco alocadas» de algunos socialistas durante la crisis. El presidente catalán presumió de haber mantenido «la cabeza fría» mientras en los despachos del PSOE en Madrid reinaba la «histeria» y el «descontrol». Más rotundo aún fue Montilla, pri mer secretario del PSC, que contestó a los barones del PSOE que los consejeros de la Generalitat «los nombra o cesa su presidente y no desde Madrid, y mucho menos desde Toledo o Mérida». «Zapatero estuvo sometido a presiones inmensas y alocadas pero no convenía al país que obligara nadie a nada. Mientras en Madrid hubo histeria en Cataluña tuvimos la cabeza fría» PASCUAL MARAGALL Presidente de la Generalitat