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| Reportaje | Centro Joven León Actúa |

Un apartamento con vistas

Jóvenes que han abandonado los estudios obligatorios toman su primer contacto con el mundo del trabajo a través de talleres y desarrollo de habilidades personales y sociales

Los jóvenes del taller de albañilería rematan el suelo del apartamento en construcción

Publicado por
Ana Gaitero - león
León

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Adrián ya había plantado los estudios cuando llegó a tercero de la ESO, que fue el último curso en el que estuvo matriculado en San Andrés del Rabanedo. «Me echaron», contesta. La gota que colmó el vaso de su expediente fue una agresión a una profesora: «La quise quemar el pelo», explica sin rodeos. «¿Qué por qué? Dijo que iba a ponerme una amonestación y encendí el mechero, para que me la pusiera por algo». Ahora ha aprendido a poner frisos y bisagras, a rastrelar y también a hacer cajas de espiga y molduras y a colocar parqué flotante. Y lo ha hecho sobre un proyecto en vivo: un apartamento levantado en la nave municipal del parque de Quevedo que utiliza el proyecto Equal León Actúa. Adrián es uno de los 33 chicos y chicas que asisten desde octubre a los talleres del centro joven de este programa europeo gestionado por el Ildefe (Instituto leonés de desarrollo económico, formación y empleo) en el que se imparten talleres, como vía para la integración laboral de jóvenes de 16 a 22 años que han abandonado el sistema educativo reglado y tienen especiales dificultades de acceso al mercado laboral. Adrián y sus compañeros realizan los revestimientos de madera en el miniapartamento cuyo esqueleto de ladrillos, pladur y azulejos fue modelado por el grupo de albañilería. Cuando terminen todos los remates, la obra será destruida para comenzar de nuevo: los alumnos del taller de albañilería pasarán a carpintería y viceversa. Tirarán las paredes de ladrillo enfoscado y la librería de obra, romperán los alicatados del aseo y también el pladur que separa el dormitorio, el parqué y los entarimados. A finales de mes, la obra empieza de nuevo y volverán a instalarse las tomas de agua y electricidad. «Se trata de formar y motivar para el trabajo, dar alicientes y pensamos que lo mejor era construir algo desde abajo», explican los monitores. Trabajar o volver a estudiar Adrián es de los que piensan ponerse a trabajar cuando finalice el curso en junio. Iván, otro joven que también dejó los estudios en 3º de ESO, tiene entre sus planes presentarse al examen de acceso para mayores de 18 años y, si aprueba, matricularse en un módulo de formación profesional. Le gusta el dibujo -especialmente el graffiti- y asegura que la nueva actividad «la llevo mejor que el instituto». El problema principal de los jóvenes que abandonan la formación reglada es que «estudiar les aburre», pero «aún no están preparados para incorporarse al mundo del trabajo», precisan los técnicos del Centro Joven León Actúa. Así que para transmitir lo que tienen que enseñar buscan el camino de lo práctico, tanto en el aspecto profesional como el personal: «Todo lo que se parezca a un aula y a clase formal lo llevan mal porque les recuerda al sistema en el que fracasaron», indica la psicóloga, Luci Núñez. En síntesis, el trabajo que hacen en el centro joven se basa en la intervención integral con el alumnado que, aparte de la capacitación profesional, «tiene el valor añadido de que incide en las habilidades personales y destrezas sociales, en alternativas de ocio y culturales y hace un seguimiento personalizado y continuo de los alumnos y sus padres...», según explica la coordinadora del Equal, Nuria Presa. Los talleres ocupacionales se desarrollan por la mañana; por la tarde reciben las clases de apoyo -el sistema métrico también es necesario para trabajar en una obra- y también de alfabetización informática. Estas horas se intentan hacer más llevaderas con otros talleres en los que se realizan trabajos prácticos y con resultados a corto plazo -teñido de camisetas, reciclado de ropa- con contenidos que van desde el medio ambiente a la igualdad de oportunidades. Los jueves están dedicados a actividades lúdicas y culturales y los viernes por la tarde son, después de mucho negociar, para el descanso. «Había una parte del grupo que no quería venir el viernes -explica Fernando Ponga- y se llegó al acuerdo de que recuperarían ese tiempo durante el resto de la semana». La autorregulación del grupo es una de las tácticas utilizadas para fomentar la responsabilidad. Autorregulación «Ahora ya no buscan escaquearse, porque entre ellos mismos se llaman la atención», precisa Luci Núñez. Ellos mismos han establecido «sanciones» -con pago en trabajo-para corregir la impuntualidad o el incumplimiento de alguna responsabilidad. La psicóloga comenta que una de sus prioridades es que los jóvenes superen las dificultades para adaptarse al ritmo laboral para que «en junio sean autónomos en la búsqueda de empleo». El 50% de los jóvenes también se han enganchado al programa de ocio nocturno alternativo del Ayuntamiento. «Es cierto que todo lo que se hace aquí tiene una perspectiva laboral, pero tienen más riesgo de exclusión por la vía del ocio», explica Ponga.

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