«Tú serás un gran SP, un gran Super Presidente» le dijo la alcaldesa de Menorca
Rajoy promete un millón a quién le diga que hará el PSOE con los impuestos
A salto de avión privado, el candidato conservador se trabajó ayer Menorca, Ibiza y Mallorca. Despejadas de guiris, las Baleares resultaban poco reconocibles para quienes las frecuentan por mor del turisteo. Rajoy es amiguete de Jaume Matas, el presidente balear. Matas fue también aquel ministro de Medio Ambiente que tardó una semana en percatarse de que el Prestige constituía un problemilla medioambiental de cierta enjundia. En el segundo día de campaña, el candidato del PP se ha centrado en la política económica, advirtiendo que «sería mala» para España una coalición «sin experiencia, sin capacidad, sin ideas y desunida», en referencia a un posible pacto entre PSOE, IU y ERC. Las piedras angulares de la campaña de Rajoy 2004 son en esencia dos: España unida, tal y como lo establece la Constitución; y, como gran ofertón, nuevas bajadas de impuestos directos (de los indirectos, que son los que ha subido el PP, no se opina). El aspirante anunció que bajarán todos los tramos del IRPF: el tipo máximo tendrá un tope del 40 y el mínimo descenderá al 12. Como contrapunto, prometió «un millón de euros a quien sea capaz de decirme qué hará el Partido Socialista con los impuestos». Un hombre razonable El día empezó a la una, en el precioso mercado restaurado de Mahón. Allí corrió el bulo de que acababan de detener a Bin Laden. Algún fontanero analítico ya hacía sus lecturas: «Hmm, pues puede ser muy positivo para Mariano...». Aje-no a las teóricas vicisitudes del líder de Al Qaida, Mariano degustaba un trozo de queso en un puesto, escrutado por una melé de cámaras. Lo encontró «muy rico». Pero la quesera, que no era manca, le retrucó así: «Pues si quiere que siga siendo tan rico, no retiren las ayudas al campo». Quién sabe, ¿acaso una infiltrada de ZP....? De la plaza, al mitin. En Menorca Rajoy se puso «razonable», y eso se llama soporcillo. Aunque el público era madurete, el aspirante simplificó su oferta a niveles de ESO: «La gente desea cosas sencillas. No le preocupa que le pongan una agencia tributaria en su pueblo. Yo no tengo más objeto que hacer todo lo posible para que los españoles vivan un poco mejor». Tras anunciar una tercera bajada de impuestos, invocó al hombre del saco, el Señor Oscuro; él ... ¡Carod! Cada noche repite Rajoy que Zapatero «está inhabilitado para gobernar España» por andar en la luciferina compañía del que llama «ese señor». En Palma, Rajoy sacó su mejor recurso, la sorna. Arrancó carcajadas: «Yo no me meto con nadie. No nombro a nadie. Porque alguno, con sólo decirle que iba de negro con corbata a lunares, se ha puesto hecho un basilisco. Como parece que el personal está estresado, no quiero contribuir».