Ex secretario provincial del PSOE, ex concejal y ex senador
«Ésta es una campaña de guante blanco para líderes tranquilos»
«En política casi siempre no queda más remedio que pactar, pero el planteamiento de Zapatero no lo veo muy correcto»
Tiene 54 años, fue concejal socialista en la primera hornada de 1979, senador en 1986 y secretario provincial del PSOE entre ese mismo año y 1988, momento en que fue sustituído en el cargo -o desbancado- por José Luis Rodríguez Zapatero, del que alaba su capacidad para transmitir optimismo al partido, pero critica las «malas compañías» en todo tipo de pactos. Echa de menos cierta dosis de idealismo desde la transición democrática y lamenta que la política se haya profesionalizado, «aunque sea inevitable en todos los partidos». -¿Tiene algún papel en esta campaña electoral o la ve, digamos, desde la barrera? -La veo desde la barrera. ¿Qué tal? Se ve practicamente como todas las de los últimos años. Por lo menos yo no veo nada que no sea normal. -En la lista de secretarios provinciales del PSOE Zapatero fue el siguiente a usted. ¿A quince años vista aquel fue un trago muy amargo o la liberación de pesadas responsabilidades? -Yo creo que en parte se agradece. Estar unos años en política le viene bien a todo el mundo, pero también he dicho ya antes que, cuando dejé la política, recuperé a una hija y eso es importante. Antes prácticamente no la veía. -¿En qué ha cambiado el partido desde entonces? ¿O sigue igual? -El partido ha cambiado mucho, porque indudablemente cuando nosotros empezamos en la transición democrática era una época mucho más idealista y ahora es mucho más profesional. En eso yo creo que han cambiado todos los partidos. -Usted tiene por qué conocer bien a Zapatero, incluso desde pequeño. ¿Cuáles son sus cualidades y sus defectos, incluso como político? -Las cualidades que tiene José Luis son, principalmente, las de ser una persona que llega a la gente y que sabe «comunicar» y transmitir ideas. Eso es importante. En cuanto a defectos, yo creo que todo el mundo los tenemos. En su caso, tiene una enorme capacidad de trabajo para sacar adelante esta campaña electoral y eso ha permitido al PSOE salir del atasco en que se encontraba años atrás. -¿Conoce también a Rajoy de su época de estudiante en León? ¿En todo caso, qué opina de él ahora? -No lo conocí en aquellos tiempos. Por lo que sé de él creo que es una persona sensata y tranquila, lo que también es muy importante en política. Tiene también experiencia en tareas de gobierno, lo que igualmente importa mucho. -¿Qué buenos recuerdos guarda de la política y qué otros no tan buenos? -Por lo menos para mí la política ha sido una experiencia muy positiva, porque a lo largo de mi vida he hecho muchas amistades, he conocido a gente que me ha aportado mucho de su propia experiencia en la vida pública y no puedo quejarme. Si acaso, en el otro lado de la balanza está que, a la vuelta a la enseñanza, que es mi profesión, los equipos no abruman, se colabora sin exigir al límite y hay mayores satisfacciones personales en el día a día. -¿Hablando de amistades, pactar en política no es hacer amistades peligrosas? Como en Cataluña, Euskadi, Madrid con IU o, aquí mismo, con la UPL... -A veces no queda más remedio que pactar. Yo recuerdo que en la primera legislatura municipal allá por los sesenta, hice muy buenas amistades con gente del PCE de la época como Roberto Merino o César Roa. Tal vez ahora el planteamiento que hace José Luis Rodríguez Zapatero en el asunto de los pactos no sea el más correcto o, al menos, así lo veo yo. -¿Está la calle tan crispada como el ambiente de la campaña electoral? -Yo no he visto crispación ni en la calle ni en la campaña, o por lo menos he vivido otras mucho más duras, como en 1982, en 1992 y en 1996. Yo diría que esta campaña se está desarrollando con bastante guante blanco, entre otras cosas por que los dos candidatos son de naturaleza tranquila. ¿Si los partidos parecen jaulas de grillos al hacer las listas? A todos los pasa, pero eso también es democracia.