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Crónica | En Toledo, la capital de Bono |

¿Irak? Eso, mejor no menearlo

La ministra Palacio mitineó, habló de la cuota láctea y de las vacaciones del Inserso, pero ni una palabra de Irak; el candidato Rajoy tampoco opina de política exterior

Publicado por
León

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Mariano no compareció en carne mortal durante la mañana. El candidato aparcó el mitin previsto en Madrid y se fue al plató de Antena 3, para grabar la entrevista que se emitió anoche. Ayer, ecuador de esta campaña que bien podría patrocinar Pikolín, el aspirante gallego se desayunó con un alivio. El sondeo del CIS, que con 20.000 entrevistas pasa por ser el más completo (en los guisos de su afama-da cocina no entramos), le concedió la anhelada mayoría absoluta. Eso sí, algo rácana: los 176 escaños pelados, siete menos que Aznar frente al flojete Alumunia. En su descargo, Rajoy puede alegar que algunas provincias de raigambre conservadora pierden esta vez escaños, debido a reajustes demográficos. Mientras Rajoy se dejaba interrogar por una tele más bien afín, los otros dos tenores del PP se trabajaban Ma-drid. Aznar hizo el enésimo balance de sí mismo. Y el que pudo haber sido y no fue, es decir, el bizarro Rato, se paseó por Chueca, el pujante barrio homosexual. Allí una pitonisa le echó jeta y le dio jabón para su herida. La oráculo de Chueca abrió el tarot y... «¡uy!, pero qué veo, ¡en el futuro va a ser usted presidente del Gobierno!». Sabemos, claro, que tarot es una tra-pallada. ¿Y el CIS?, ¿acierta más que las cartas? En el año 2000 se columpió infravalorando al PP: le otorgó 15 esca-ños menos de los que obtuvo. Pero la demoscopia y la videncia comparten una fascinante ventaja: sólo se acuerdan de ti cuando aciertas. Rajoy actuó por la noche en Toledo, sede del califato de José Bono, cuya relación con Zapatero recuerda a veces la de Pandiani con Tristán. Ana Palacio, la ministra de Exteriores, es cunera por Toledo. Así que tuvimos la deliciosa experiencia de asistir a un mitin de la ministra. Ana dispara campechanía a bocajarro y destila candor: «Paco, eres un campeón», de decía a Francisco Viñó, que puede convertirse en el primer diputado paralítico. Palacio habló de las vacaciones del Inserso («decían que las íbamos a sacar y este año hubo diez mil plazas más»), ¡de la cuota láctea!, y de economía. De lo que no dijo una palabra la jefa de nuestra cancillería es de política exterior, ni, por supuesto, de la guerra de Irak. El polvorín iraquí centra el grueso del debate político en EE. UU. e Inglaterra, nuestros socios del club de Las Azores. En la campaña del PP es un tabú. La palabra Irak está literalmente prohibida y Rajoy jamás habla de relaciones internacionales. De lo que sí habló el candidato en su noche toledana es de las encuestas matinales. Subido en la ola demoscópica, inició todas las parrafadas de su discurso con la coletilla «vamos a ganar». En un pabellón desbordado, con público en la calle, lanzó su ofertón para los chavales que buscan piso. Y también prometió asfalto: Madrid-Segovia-Guadalajara-Ávila y Toledo quedarán conectadas por autovía.

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