Zeta Pé invita a soñar

En ocho días de campaña, Zapatero ensayó casi todos los formatos. Faltaba el blues del autobús y ayer cumplió. Aprovechó el trayecto Madrid-Valladolid para apearse de la avioneta y poner en escena un modelo de caravana electoral al que habría que empezar a mirarle la fecha de caducidad. Periodistas y candidatos ya no viajan juntos. La necesidad de rentabilizar al máximo el tiempo (el del candidato, claro) se está cargando el contacto más directo con el político. Antes de subirse a la plataforma del autobús se arrimó al calor de las otras plataformas, las de apoyo a ZP. Primero con investigadores y más tarde con las de jóvenes por el cambio, de voluntarios, de gentes de la cultura, actores y todo eso. Impagable marco para, en mangas de camisa, pedir el apoyo a todos los que se han sentido «despreciados y humillados» y para comprometerse con un modelo en el que «se acabe ya tanto famoso extraño». No había en la sala tantos famosos de los normales, pero no desaprovechó la presencia de la rojísima Pilar Bardem, esta vez en un papel secundario. Entre el bullicio no se escuchó el comentario que le hizo Zapatero, pero sí la respuesta de la actriz: «Soy roja, pero creo mucho en Dios». Al autobús. Cien kilómetros en compañía del candidato dan para hablar largo y, al menos durante unos pocos minutos, para acercarse al perfil más humano. Comprobamos que el correctísimo candidato dice coño y tío, como todo el mundo. Esboza esa leve sonrisa del cartel cuando escucha la imitación que hace uno de los periodistas de la caravana (garantía en caso de afonía), y alardea de resistencia: después de ocho días en ruta, ni está cansado ni perdió peso. Sin embargo, en la caravana del autobús ya circula el guaraná y la couldina. Antes de apearse para seguir camino de Valladolid en el Lancia tuvo tiempo para dejar algún mensaje. El PSOE, dice, ya saldó sus cuentas del pasado con el electorado, ahora le toca al PP. Rajoy no habla mucho de la corrupción porque se le puede volver en contra. Habrá cambio de marketing para la recta final. ¿Más duro?, le preguntamos. Todo será muy bambi, bromea echando mano del mote que dicen que le puso Alfonso Guerra por blandito. La flojera la dejó atrás. Ayer volvió a la carga directa contra el rival. «Rajoy es muy de derechas, aunque se camufle. Este Gobierno favoreció a sus amigos para que se quedasen con la riqueza del país». En su despedida sentenció: «A trabajar, a ganar y a soñar». «Si gana el PP dirán que se revalida su apoyo a la guerra de Irak, su gestión en la catástrofe del 'Prestige' y su política de mentiras y manipulación» JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO