ENTRE LA RISA Y LA PERPLEJIDAD
Espectadores entregados
La parodia ante la Pulchra congregó a decenas de personas que seguían al cortejo como los roedores se sintieron magnetizados por el flautista de Hamelín. Boquiabiertos o curiosos no podían creer lo que sus ojos venían y optaron por seguir el espectáculo.
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