| Entrevista | Alfonso Guerra |
«Entre el 'desaborío' que se va y el tristón que llega, esto es un velatorio» «No contemplo volver al Gobierno»
Guerra lleva 27 años como diputado y, si es reelegido el 14-M, se convertirá en el único parlamentario que ha participado en todas las legislaturas desde la Transición
Lleva 27 años como diputado y será el único parlamentario que ha sido testigo de todas las legislaturas desde el comienzo de la transición. Se propone revalidar su escaño por Sevilla, su ciudad natal, pero hace campaña por toda España, reclamado por las agrupaciones del PSOE. -En la próxima legislatura será el único diputado superviviente desde transición. ¿Qué sensación le produce? -Una sensación de coherencia. No tanto mía, que he mantenido mis ideas y mi forma de hacer política, sino sobre todo del electorado. Desde 1977 he presidido la lista que sistemáticamente ha sacado siempre en torno al 50 por ciento de los votos de la provincia de Sevilla, lo que indica que la gente tiene coherencia en sus convicciones. -Estará agradecido con ese electorado... -Por encima de todo. Cuando me presenté en el 77 no podía pensar que fuera a jugar un papel tan central en la vida política del país, que iba a ser vicepresidente del Gobierno de España. El empujón, el espaldarazo, el apoyo de los electores de Sevilla es algo que no podía ni soñar. -¿Cómo ha conseguido salvarse de la renovación que la dirección del PSOE ha dado a sus listas? -La dirección del partido no hace las listas. A la hora de cambiar a la gente habrá tomado muy en cuenta lo que dicen las agrupaciones y quizá también el eco que las personas tienen en la sociedad. Yo estoy haciendo ya muchos mítines y estoy teniendo una recepción cariñosísima, no sólo de la gente del partido. -¿Le siguen gritando: «Dales caña, Alfonso»? -Muchísimo. La versión moderna es «al cuello, al cuello». -¿Y a usted le sigue gustando dar caña? -Bueno, dar caña sale solo. Pero a mi en política me gusta mirar las cuestiones concretas y analizarlas y, lo más importante, hacer un balance general. A la gente le recuerdo que después de la etapa de la dictadura, con la UCD -de la que podría decir muchas cosas críticas y las dije- fue la primera vez que la derecha española toca la corneta para favorecer a la democracia, no para acabar con ella. También me pregunto si con el PP, en general, estamos mejor como nación, como conjunto, que hace ocho años. No lo estamos. Estamos más divididos, con atisbos de odio entre la gente, y las fuerzas políticas no tienen conexión entre sí. Uno de mis mejores amigos fue Abril Martorell, mi gran adversario en la política de UCD. ¿Aquí como vas a encontrar un amigo? No hay manera. No hay ocasión ni de tomarse un café. Han retrocedido en la construcción de la nación y muchísimo en la tolerancia de la costumbres y en lo social. Estamos a la cola de la UE en casi todos los aspectos de protección social. Me parece un escándalo. -¿Ve en Rajoy otro talante, otra forma de hacer política? -Hombre, tiene otro talante en que, por ejemplo, da ruedas de prensa sin admitir preguntas. En eso si que se distingue de todos los políticos de todos estos años. En realidad, está bastante acobardado, está agazapado. No quiere decir nada, no sea que por meterse en un tema meta la pata. Sólo hace monólogos, muy aburridos, por cierto, y no se compromete con nada. En eso no hemos ganado mucho. Entre el 'desaborío' que se va y el tristón que llega, estamos más o menos en un velatorio. El cambio de estilo hasta ahora no se nota. -¿Cree que se equivocó Aznar al elegir sucesor? -Generalmente la designación de los sucesores se vuelve en contra del designador. El designado se siente en la obligación moral de autoafirmarse y para ello lo mejor es dar patadas en la espinilla al que ha designado. Eso ha pasado en todas las formaciones políticas que han designado sucesor. ¿Va a pasar aquí? Supongo que sí porque, en general, es una ley inexorable. -¿El PSOE tiene posibilidades de ganar las elecciones? -Posibilidades hay, aunque el poder que tiene hoy el Gobierno es muy fuerte, el poder mediático, la propaganda, la falsificación y las mentiras. Hay tanta mentira tan repetida que es muy difícil luchar contra esa muralla. Pero en las elecciones las preferencias de los ciudadanos pueden modificarse con un acontecimiento cualquiera. -¿Tiene Rodríguez Zapatero suficiente fuerza, convicción, programa y equipo para ser presidente de Gobierno? -Es lo que está intentando. Hay que tener en cuenta que el ascenso de Rodríguez Zapatero es meteórico porque era una persona completamente desconocida y al cabo de un año estaba muy bien valorada socialmente. Es la primera vez que está en un puesto de esa responsabilidad. ¿Qué valoran más los ciudadanos, la seguridad o el cambio? Porque en esos dos conceptos se basa la solvencia de un equipo que se presenta para ganar unas elecciones. Si sólo da seguridad es una cosa vieja, pasada. Si da expectativas de cambio pero no seguridad, la gente no se agarra a él porque da un poco de miedo. Hay que dar expectativa de mejora, de cambio, y seguridad que da estabilidad. Hoy domina más en los ciudadanos las expectativas de cambio favorable que representa Zapatero respecto a Rajoy. Pero a la hora de enjuiciar las posibilidades del PP quizá domina más la estabilidad porque es el Gobierno. Ahí está la pugna. -¿Comparte lo que dijo Rodríguez Zapatero de que si no tiene mayoría de votos no intentará formar gobierno? -Ha sido una declaración que le honra como persona digna y honrada. Aclarado esto, yo no lo hubiera dicho. Siempre me he negado, desde el 77, a hacer declaraciones sobre coaliciones antes de los resultados. Sólo con los resultados se puede opinar sobre lo que se quiere o se puede hacer. -¿Los partidos nacionalistas deben seguir teniendo el papel de bisagra que han tenido en las últimas legislaturas? -Cuando el CDS tenía catorce diputados, me esforcé con el PSOE y el PP para convencerles de que el CDS era un partido que no debía desaparecer porque algún día o bien el PP o bien el PSOE necesitaría un complemento de diputados. Y me parecía mucho más importante que ese complemento fuera de un partido de ámbito nacional que uno de ámbito restringido. Pero no me hizo caso nadie. Rodríguez Zapatero ha anunciado que si gobierna contaría con ex ministros socialistas. -¿Si se lo ofrece a usted un puesto en el Ejecutivo que le contestará? -El papel que hicimos nosotros está cumplido. Que te vuelvan los demás la página de la historia no es bueno, debe volverla uno solo. No creo que sea beneficioso para la marcha del país que los que hicimos aquella gran revolución, que fue un cambio trascendental, volviéramos otra vez. No lo contemplo. -Si el PP revalidara la mayoría absoluta, ¿Rodríguez Zapatero tendría que pagar un precio? -Creo que no la va a revalidar, pero sea cual sea el resultado el PSOE es un partido serio. Y pensar que en seis años el partido puede tener seis líderes no me parece muy adecuado. Felipe González, Joaquín Almunia, José Borrel, de nuevo Joaquín Almunia, Rodríguez Zapatero y otro. No me parece que sea el mecanismo más sólido para un partido. Creo que las estructuras del partido deben mantenerse. -¿Qué opina de la tregua de ETA en Cataluña? -Es un intento de la banda de intervenir en la política, siempre lo ha hecho en todas las campañas. Nadie puede recibir con alegría que ETA exima a una parte u otra de sus crímenes. Tiene que eximir a todo el mundo. Pero es un intento de intervención para ayudar, como siempre, a la derecha. Porque ETA es de derechas. -¿Echa en falta más cohesión en los discursos de dirigentes del PSOE? -Las cosas las veo ahora con mucha distancia. Esto de las autonomías se ha complicado muchísimo porque el partido que gobierna ha decidido una campaña inquisitorial contra las comunidades que no digan lo que dice el gobierno de España.