Diario de León

Una parodia contra la fiebre inauguradora sirvió a sus líderes para arremeter con sorna contra el PP y el PSOE

Medio millar de personas acompañan a UPL en la «inauguración» de la Catedral

A lo «Bienvenido Mr. Marshall», el acto leonesista asombra a la ciudad

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Asun G. Puente - león
León

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Una pancarta en la plaza de San Marcelo con la protesta ante la privatización del agua, unos escolares entonando una canción de excursión con su maestra y el estruendoso sonido de los cohetes se entremezclaban, mientras a unos metros los soniquetes de los coches electorales lanzaban sus mensajes. Componían el lienzo surrealista que contextualizó la partida del cortejo de los leonesistas hacia la Catedral para su inauguración. Los ediles de la UPL abandonaron el Pleno del Ayuntamiento minutos antes de su finalización a la llamada de los cohetes encendidos con el cigarro del ex alcalde de Villaquilambre, Lázaro García Bayón. Concentrados los efectivos, con banderas y banda, la comitiva comenzó la procesión hasta la Pulchra al son del Himno de León. Ya por la Calle Ancha, la concurrencia no avisada, no podía evitar abrir su boca y frotar sus ojos ante lo que pasaba por su mirada. Muchos optaron por unirse, mientras veían los principales líderes leonesistas entonar también el himno. Tras ellos, un coche electoral conducido por dos leones y los carteles de los candidatos de UPL al Congreso y Senado. Antes de que las campanadas del reloj dieran las doce, el «alma mater» del partido, Rodríguez de Francisco, se vio obligado ya a iniciar su discurso de inauguración ante la impaciencia del respetable (alrededor de 500 personas). Bajo la carpa habilitada, allí no faltaba nada en una inauguración oficial. Azafatas, atril, micrófonos, los planos de la Catedral, cinta, tijeras y los canapés, aunque más rurales y autóctonos que los que acompañan los actos de Cascos, por ejemplo. «Hoy es un día histórico. Después de 750 años, por fin podemos inaugurar la Catedral: uno de los edificios más bellos del mundo...». Con estas palabras comenzó su discurso el primer teniente de alcalde de la ciudad, quien repasó los avatares históricos del templo gótico a lo largo de los siglos. «La debilidad de sus cimientos, errores constructivos, el crudo invierno, el PP y el mohín de los siglos llevaron al edificio casi al borde de la ruina». Criticó los años de «abandono» sufridos por la Catedral y subrayó que entre 1999 y el 2002 la Junta «no asignó ni un euro para las obras» y recalcó las movilizaciones necesarias para que las administraciones reaccionaran. Hasta llegar a los últimos doce meses con la iluminación nocturna, la limpieza de los tejados, el reinicio del taller de las vidrieras y otras obras «con el patrocinio municipal». «...Sin embargo, nadie ha caído en que toda buena obra ha de estar acompañada por su inauguración. No es sólo un remedio de mitin político, también es un acto propiciatorio... Hoy colocamos la metafórica y última piedra. ¡Viva León!». Otero, haciendo gala de un humor ingenioso, se despachó a gusto contra Zapatero, Cascos, Lucas, Herrera, la consejera Silvia Clemente y Amilivia mofando situaciones de éstos ante la Catedral y peregrinas ideas de actuación en el templo. Después, el corte de la cinta, abrazos, aplausos, emociones y avalancha para acercarse a las viandas: empanada, tortilla, embutidos y pan de hogaza con vino. Los concejales del PP en la ciudad anunciaron ayer que denunciarán a la UPL ante la Junta Electoral Central por la utilización de personal y medios del Ayuntamiento para un acto electoral. Los leonesistas replicaron que medios municipales «se han utilizado también en actos del PP y del PSOE, como por ejemplo, las sillas municipales que se usaron el viernes en el mitin de Zapatero».

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