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España absoluta o plural

Los sondeos hacen intuir que alguna sorpresa no es descartable en las elecciones

Publicado por
Manuel Campo Vidal - madrid
León

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Según los institutos demoscópicos todo suena a estabilidad y por tanto a mayoría absoluta del PP, o casi, en España, y mayoría absoluta del PSOE, o casi, en Andalucía. El olfato no dice cosas muy distintas a ese pronóstico pero la actitud de los candidatos y sus maquinarias no se corresponde con lo esperado, lo que confirma que la campaña está «rara» y que alguna sorpresa no es descartable. Fíjense: Rajoy -y sobre todo el PP aznarista- pelean como si Zapatero y sus «futuros coaligados» estuvieran a cien metros de La Moncloa. Zapatero en cambio está tranquilo y relajado como si su victoria fuera imparable. El anuncio de casi mayoría absoluta socialista en Andalucía ha inquietado a Chaves porque teme que todo haya sido una estratagema del CIS para desmovilizar a su electorado. En cambio Teófila Martinez, al saber que bajará dos escaños, parece haberse serenado. Definitivamente, o todos saben más de lo que se publica o cada uno rueda su propia película y le va más o menos bien así. Otra explicación, por tanto, es posible: el PP pelea como si fuera a perder porque entiende que es la única manera de forzar la mayoría absoluta. Zapatero está tranquilo porque subir, sube y se gana así el derecho a disputar la Presidencia a la próxima con su poder más asentado y con el incómodo José Bono sin moverle la silla como ha venido haciendo esta campaña. El «torpedo» Carod llenó de contenido la anodina campaña popular pero le dio de paso a Bono un papel en un libreto en el que al principio solo figuraba de extra. Más madera En Andalucía a Chaves le sucedería lo mismo que a Rajoy, que fuerza la maquinaria para asegurarse la absoluta y no tener que llevar a los andalucistas de mochila permanente mientras que a Teófila, que quien sabe si alguna vez pensó seriamente en ganar, un descenso moderado no le empaña el brillante papel jugado. Cualquiera defiende la siglas PP en Andalucía si se descuelga por allí el candidato por Jaén, el ministro Cristóbal Montoro, y habla de la « tradicional indolencia de los andaluces» o si declara, el mismo personaje, que solo pagará la deuda del Estado con la Junta de Andalucía si gana su partido. Y si el mismísimo día del debate televisado -el pasado jueves- se reúne en Madrid el Gobierno con la Junta y, aun habiendo reconocido la deuda, se niega una vez más a pagarla. Los agravios de los gobiernos de Aznar con la Junta de Andalucía son indisimulables y aunque el PP es el partido que más capitales de provincia gobierna allí -todas menos Sevilla y Córdoba- parece confirmarse que hay un sector de la población que vota popular en municipales y otra cosa en autonómicas. Así ha sobrevivido Bono en Castilla La Mancha. El doctor Humberto Toledo, periodista que fue ministro portavoz del Gobierno Menem, lleva unos días en España estudiando la campaña y ha concluido, de sus numerosas entrevistas, la siguiente explicación a esa posible mayoría absoluta del PP: la situación económica favorece la estabilidad política, la alternativa socialista debe aún madurar y el grado de manipulación de los medios informativos por el gobierno es el mayor de toda la historia democrática. Los tres elementos combinados justificarían ese resultado posible que, según comenta a La Voz, él se negaba a admitir como hipótesis de entrada. Clima de libertades Pero lo que más le ha sorprendido es la diferencia de clima de libertades -televisiva, por ejemplo- entre la España que controla el PP y el resto. ¿Cómo es posible que la televisión pública andaluza organice un debate con los primeros espadas y TVE o cualquier privada no?. Su estupor y el de cualquiera aumenta cuando sabe que Canal Sur ha organizado para estas elecciones dobles -nacionales y andaluzas- hasta 22 debates, repetimos 22, sumando dos por provincia con todos los candidatos más debates sectoriales. Y que en Cataluña, en la TV pública se prodiguen los encuentros dialécticos entre candidatos. Mientras, en los telediarios nacionales la campaña suele ir detrás de las nevadas y otros sucesos y, desde luego, de debates ni se habla. Es otro dibujo de las dos Españas, la España de la mayoría absoluta y la España plural. Por si la España absoluta no se confirma hay una serie de socorristas preprados. La campaña cuando habla Duran Lleida, de CIU, o CC, o el mismísimo Bloque Galego, parece la sección de anuncios por palabras de un periódico: «Se ofrecen diputados para completar mayoría. Gran experiencia. Buenas referencias. No se sabe si Rajoy es un manitas pero prefiere evitar trabajos en su domicilio.

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