«Cualquier ciudadano debe saber que no votar es un delito»

Ingresó a los 14 años en las Juventudes Socialistas Unificadas, sólo 24 meses antes de que estallara la Guerra Civil. En la contienda fue miliciano, soldado del ejército republicano en los frentes de León y Asturias. Detenido, pasó por numerosos penales -incluido San Marcos-, campos de concentración y batallones de trabajo. Tras recuperar la libertad en 1941, siguió inmerso en la lucha sindical y política en la clandestinidad en sus trabajos en la minería y en Renfe. Ya en la democracia, ocupó numerosos cargos en el PSOE y UGT. Sigue siendo un activo militante a sus 83 años. -Tras su larga lucha por la libertad y la democracia, ¿qué le diría a todos aquellos que no quieren votar? -Para los que hemos sufrido y padecido tanto en la dictadura, nos alegramos mucho del cambio que se produjo en la Transición, aunque con el 23-F sufrimos porque llegamos a pensar que teníamos que volver a las cárceles y muchísimos comenzaron, incluso, a guardar sus documentos en las casas del pueblo y las bodegas... Cualquier ciudadano debe saber que no votar es cometer un delito. Yo no me ando con tapujos y conozco en profundidad lo que ha ocurrido. Si somos más pobres que ricos es porque la derecha gana las elecciones. Los que no votan o se abstienen dan la mayoría a los poderes fácticos y recuerdo que la Constitución da a todos el derecho de participación. -¿Cómo ha visto la evolución de las citas electorales desde la Transición hasta hoy? -Hasta la muerte de Franco no había participación ciudadana; ahora votar es un derecho y hay que creer en la participación. Antes los ciudadanos, al principio de la democracia, participaban de forma más masiva, ahora cada vez hay más gente que no va a las urnas. Creo que existen hoy en día muchas personas con más frustraciones, ideológicamente muchos no están en condiciones de saber a qué atenerse. -¿Qué le ha ocurrido al PSOE estos años? ¿Por qué no ha podido recuperar el respaldo de las urnas? -¿Que, qué le pasa al PSOE? Yo que he estado en las mesas electorales desde la Transición hasta ahora, veo que los de derechas votan todos: los curas, las monjas, traen a los disminuidos en sillas y camillas; mientras que muchos de los obreros no votan, se abstienen y eso le da el poder al final a la derecha en nuestro país. Y así son las cosas. -A un ortodoxo como usted y defensor a ultranza de Pablo Iglesias, ¿qué le parece la transformación vivida por el PSOE? -A mí me enseñaron en la Casa del Pueblo en Pola de Lena que ser socialista o ugetista implicaba luchar de por vida por la emancipación de los trabajadores, las personas más necesitadas, que sufren y padecen, y la lucha de clases. Nunca se me habría ocurrido durante mi vida cobrar por prestar mis servicios políticos y sindicales. Nuestro único valor debería ser la ideología, nada de personalismos, ni ostentación de cargos. ¿Qué clase de desfachatez es esa de cobrar tres sueldos por cargos políticos?. Por eso ideológicamente hay que ver por quién se pone la mano en el fuego. Yo voto al PSOE, pero no estoy supeditado ni a González, ni Almunia ni a Zapatero. -Usted que prácticamente conoce a Zapatero desde niño, ¿cómo le ve como candidato socialista a la presidencia del Gobierno? -Cuando yo era concejal en el Ayuntamiento de León, también me encargaba del área de Formación en el PSOE provincial y allí conocí al joven Zapatero cuando llegó. Personalmente creo que es un chico con unas capacidades culturales extraordinarias y, por supuesto, considero que resultará un excelente presidente del Gobierno. Para mí supone una gran satisfacción que el nieto del capitán Lozano llegue a presidente. Un descendiente del municipio de Pola Gordón, como yo. -¿Participa activamente en esta campaña? -Abuelo, ven con nosotros que tu presencia da carisma, me dicen en el partido. Así que todos los días asisto a actos y la semana que viene ya tengo la agenda llena.