Diario de León

Crónica | Cumbre con mujeres y mitin multitudinario en Valencia |

Ahora ya le gritan «guapo» y «torero»

Rajoy celebró el Día de la Mujer con las agricultoras manchegas, que se lo comían; por la noche selló la plaza de toros de Valencia, en el que será casi seguro su mayor mitin

    La plaza de toros de Valencia se llenó para escuchar al candidato popular

    La plaza de toros de Valencia se llenó para escuchar al candidato popular

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    Rajoy tiene planta: 188 centímetros. También se admite que le adornan otros encantos: es educado, pulcro, no les monta pollos a sus colaboradores y gasta un suave humor. Lo que no sabíamos es que fuese un Apolo. Hasta ayer: «¡Guapo!, ¡guaaapo!», aulló una señora en un atestado patio de butacas. Todavía retumbaba la sintonía pepera, pero el grito se elevó nítido. Rajoy, que ordenaba sus chuletas en el atril, se encogió de hombros, miró hacia la banda del piropazo y replicó divertido: «Pues muchas gracias». Todo esto acaecía en el Día Internacional de la Mujer, que Mariano celebró en Ciudad Real con un mitin a lo Jesulín: sólo para ellas, las mujeres rurales de La Mancha. Era también el último día en que se permitía publicar encuestas. En la que llaman prensa del régimen apareció un sondeo urgente, que dejaba a Mariano lejos de la absoluta. Si lo leyó, le resbaló, pues ante su clientela femenina se le vio exultante. En su honor, las mujeres rurales aparcaron vides y remolachas y tomaron al asalto la pelu. Los cabellos teñidos de oro viejo conformaban gloriosos turbo-cardados. Con agilidad felina, las conservadoras del campo manchego, muchas ya talluditas, se abalanzaron sobre el parsimonioso Mariano. Hasta lograron descolocarle el nudo de la corbata. En pago a tanto afecto, Rajoy presentó su paquete de ayudas para la mujer. Pero Mariano se metió a sus chicas en el bolsillo cuando expresó su perplejidad por cómo se ha disparado la cesta de la compra (le faltó añadir... en los años del PP). Visto el éxito de su doméstica observación, improvisó sobre la marcha una nueva medida de Gobierno: «Citaré a todo el sector de la distribución y le pediré que me explique cómo una cosa que en el campo vale X luego, en el híper, lo compramos por X multiplicado por 7 o por 8. Eso haré». Alboroto total. Por la noche, Valencia deparó el acto más mogollónico de la campaña. Zaplana, que además de subalterno es amigo, le selló la plaza de toros a su jefe a golpe de autobús. En un alarde, congregaron a 17.000 almas. Aznar intentó convertir a Valencia en alternativa españolista a Barcelona. Inyectó aquí cataratas de dinero (metro, puerto, un AVE casi listo, Plan Hidrológico para la huerta y una Ciudad de las Artes y las Ciencias tipo Hollywood). A cambio, claro, la comunidad che es hoy peperísima. Mitin verbenero en una ciudad ya engalanada para las Fallas. De guapo, Rajoy pasó a «¡torero!». Pero su faena resultó de aliño. En un foro que pedía víscera, sacó la cara sensata. Cuando se alumbró el pitorro para la tele, entró así: «¡Vamos a ganar!, porque los españoles no quieren despilfarrar el capital de estos ocho años». La melancolía por el implacable presidente Aznar sobrevoló por un segundo la plaza. Luego, un estruendo de pólvora cerró el acto. Valencia adora el ruido. Justo lo contrario que Rajoy. «Yo no tengo hipotecas. No le debo nada a ningún partido, ni a un medio de comunicación, ni a una multinacional»» MARIANO RAJOY

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