Fundador de la Unión de Campesinos Leoneses (UCL) y presidente de la UCALE
«Tienen igual de limpios los zapatos de no pisar el campo»
«A mí me da ya igual quien gane: Rajoy es de derechas, pero tengo mis dudas de que Zapatero sea de izquierdas»
Era ganadero, ahora retirado por una enfermedad que le mantiene desde hace una década en silla de ruedas, fundó la Unión de Campesinos Leoneses (UCL), sin duda el sindicato agrario más importante de la provincia en los años setenta y ochenta, ocupó plaza de procurador en las Cortes autonómicas en coalición con el PSOE entre 1983 y 1991, y ahora preside Ucale, la rama de los viejos agrarios que le sigue siendo fiel. -Antaño los partidos se mataban en campaña por el voto agrario y ahora, en cambio, sólo se oye hablar de subir las pensiones. ¿Es que han jubilado a los campesinos? -Como premisa previa tengo que decir que la primera generación de políticos de la democracia, entre los que modestamente me cuento, creíamos en la política, entendiendo por eso algo que abarcaba a todos los sectores. Ahora mismo el sistema de trabajo que llevan los políticos está más centralizado y sin saber exactamente lo que van a hacer en cada sector, porque no tienen ni ilusión. Creo que los fines que persiguen son otros. ¿Que cómo se traduce eso en el campo? Pues en que no hay ningún mitin en el campo y en que nadie pronuncia la palabra agricultura. Yo, por lo menos, no. Ni para mencionar siquiera a las palomas torcaces de Toledo. -Antes de la UCL los agricultores votaban a la derecha y con la UCL muchos a la izquierda. ¿Ahora quién gobierna el campo? ¿O quién lo caciquea? -Pues supongo que seguirán votando a la derecha, porque la UCL pasó como una mancha de aceite en esta provincia que luego se borró del mapa. Ahora que están libres supongo que los agricultores, que son conservadores de por sí, seguirán votando a la derecha. A la vista está que el PP no ha dejado de ganar en León desde las elecciones de 1987. -¿Electoralmente hablando, que tendría que hacer la gente de los pueblos para recuperar el peso político de tiempos atrás? -Los votos son una cuestión numérica y, según están los pueblos de desertizados, poco pueden hacer. El campo ya casi no interesa a nadie. Claro que soy pesimista. Todas esas zarandajas de turismo rural para asentar a los jóvenes en el campo que se lo coloquen a un chino, porque los que vivimos allí sabemos que es mentira. -¿Quién sabe más de agricultura, Rajoy o Zapatero? ¿O, por lo menos, quién pisa más el sembrado sin destrozarlo? -Yo creo que los dos tienen los zapatos igual de limpios. ¿Qué más puedo decir ? Es que ninguno ha pisado el campo. -¿Y quién quiere usted que gane? -Pues me da igual, porque Rajoy es de derechas, pero tengo mis dudas de que Zapatero sea de izquierdas. -Hagamos memoria. ¿Qué papel jugo Zapatero en la escisión y posterior desaparición de la UCL y cuáles fueron las consecuencias? -Zapatero jugó un papel importante, incluso puede que el que más, pero aquello ya pasó a la historia y yo no soy persona que guarde rencor a nadie. Pero no cabe duda de que Zapatero se inclinó para un lado cuando yo le pedí neutralidad y prefirió sacar tajada política con el chico de Cabreros del Río, Matías Llorente, porque sabía que de mí poco podía sacar. El de Cabreros era más maleable que yo y ahí acabaron ellos dos, en la misma cama. Que les vaya bien. -Hablemos de las guerras de los tractores y de la transición democrática en los setenta. Y, por ejemplo, del general Prieto, el de la Guardia Civil, y de Martín Villa. Pongamos a cada uno en su sitio. ¿Qué pasó? -Las ganas de hacer cosas que había entonces entre los agricultores no se volverán a recuperar. Aquello empezó por un problema de precios de patatas y acabó en la guerra de los tractorees. Mientras que Martín Villa quería borrarnos del mapa, el general Prieto, con fama de franquista facha mantuvo el tipo y se negó a disolver las tractoradas en Riego de la Vega. Prieto fue destituído y nuestros votos apearon luego a Martín Villa.