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Hay motivos, o no
Las televisiones se niegan a proyectar la película de los 32 realizadores, pero mantienen espacios para inauguraciones
En un país democrático no hay motivo para pegarle -en palabras de Almodóvar- «una patada en los genitales» a nadie, aunque lo merezca. Cualquiera, eso sí, tiene motivo para elaborar un documental, artículo, libro o performance poniendo a parir a cualquier fuerza política; cuanto más al Gobierno, que, como es sabido, tiene siempre la culpa de todo en toda época y lugar. Es precisamente lo que han hecho los 32 realizadores que participan en la película Hay motivo . Lo que no tiene justificación es que el creativo -léase cualquier ciudadano- pida la difusión de su obra de forma gratuita por los canales estatales, como parte de sus derechos políticos. Los medios privados tienen a disposición de quien las solicite tarifas publicitarias con y sin IVA. Y los públicos ceden por ley un espacio a quienes concurren a las urnas. A juzgar por algunos anuncios electorales, los dirigentes de muchos partidos ni siquiera han pasado cerca de un cine en toda su vida. Se limitan a usar su tiempo como quieren o como saben, y eso les confiere suficiente dignidad. Pero quien no se presenta a las elecciones no tiene derecho a ese tiempo, que por cierto es de todos, para expresar su opinión. Sería utilizar para fines privados los recursos públicos, y eso está muy mal en cualquier democracia. Hasta tal punto está mal, que Zapatero cree que ni siquiera las pensiones tendrían que ser argumento de una campaña publicitaria. El dinero, razona, no sale del Ejecutivo, sino de los trabajadores. Por esa regla de tres, sin embargo, ningún gasto público debería serlo; sanidad, educación, cultura, todo sale del mismo bolsillo. La experiencia, en el centro y en la periferia, demuestra que los gobiernos de todo signo están lejos de compartir esta opinión. A Álvarez-Cascos, a quien tanto le gustan últimamente las traviesas, no le parece, por ejemplo, que inaugurar tramos del AVE en plena campaña sea contrario a la legalidad vigente. Este lunes asistió, sin traviesa, al inicio de las obras ferroviarias entre Bobadilla y Granada. La oposición dice que se trata de un subterfugio para burlar la orden de la junta de zona, aunque el ministro cree que las infraestructuras no están reñidas con las elecciones. Puede que tenga razón y que las autoridades terminen dictaminando que una semana antes de los comicios no se pueden publicar encuestas, pero sí inaugurar pantanos.