ETA también lo intentó

Tras la ruptura de la tregua, en diciembre de 1999, los etarras cambiaron su estrategia y eso les llevó a tratar de perpetrar atentados drásticos. Acosada por la eficacia policial, eliminada judicialmente la cobertura política que le daba HB, más aislada socialmente que nunca, ETA había perdido en buena medida su capacidad para condicionar la vida política. A lo largo de los últimos cuatro años ETA también ha intentado en varias ocasiones provocar una gran masacre en el corazón de Madrid, de dimensiones muy superiores a las que acostumbraba a alcanzar la banda terrorista. El primer indicio fue la denominda caravana de la muerte. El 21 de diciembre de 1999, la Guardia Civil interceptó una furgoneta y otra al día siguiente en la provincia de Zaragoza en la que tres etarras transportaban 1.700 kilos de dinamita. Posteriormente, se supo que el objetivo terrorista era volar la Torre Picasso, de Madrid, un edificio en el que trabajan 5.000 personas. Como en aquella ocasión, las fuerzas de seguridad evitaron lo que podrían haber sido matanzas como las de ayer en dos ocasiones muy recientes. La primera, la pasada Nochebuena, cuando la detención de dos etarras permitió localizar una bomba que ya había sido colocada en el tren que circulaba desde San Sebastián hasta Madrid. La última, la pasada semana, al ser detenidos en Cuenca los dos terroristas que transportaban más de media tonelada de explosivo preparada para hacerlo estallar en algún punto de la capital de España. Actuación de grupos islamistas Esta nueva estrategia que mantuvo ETA le hacía aproximarse a la forma de actuación de los terroristas islámicos y alejarse por la mantenida por grupos similares en los países desarrollados, más selectivos. La organización terrorista ETA también ha intentado compiar algunas estructuras tanto en su funcionamiento interno, con pequeñas células aisladas que se activan para cada acción, como en el recurso a los atentados indiscriminados contra la población civil para conmocionar a la opinión pública.