Los expertos seguían la pista de un comando formado por seis etarras
Los atentados múltiples rompieron ayer todos los esquemas y sumieron en el desconcierto a los analistas de los servicios de información, porque nunca antes la banda terrorista ETA había concebido ni llevado a la práctica un atentado múltiple tan complejo, tan bien preprado y en el que es necesaria la participación de tantos activistas. Una acción criminal que, en un principio, las fuerzas de Seguridad atribuían a media docena de miembros de ETA, probablemente legales (no fichados). La pista de la banda terrorista vasca no podía ser descartada desde un principio. Según fuentes de la investigación, los activistas conocían «a la perfección» la red ferroviaria que une Guadalajara con Madrid a través del Corredor del Henares, una zona en la que viven 600.000 personas y que la banda terrorista ya había señalado con un círculo en el mapa que la Guardia Civil descubrió a los dos terroristas de la caravana de la muerte interceptada el pasa-do febrero en Cuenca. Las fuerzas de Seguridad se inclinan por descartar, tal y como se especuló en un primer momento, que sólo dos terroristas se hubieran bastado para ir abordando los cuatro trenes en Alcalá de Henares hasta colocar las 13 mochilas-bombas. «Dos únicos activistas -explican estas fuentes- entrando y saliendo continuamente de la estación habrían levantado sospechas en una zona en la que hay presencia policial continua». El explosivo Para los mandos de la lucha antiterrorista española, «no cabía la menor duda» de que los atentados fueron «órdenes directas» de la cúpula de la organización terrorista en el país galo, debido a que el explosivo utilizado en esta masacre estaba compuesto de más de 200 kilogramos de la dinamita industrial denominada titadyne, «la firma de ETA», según fuentes del Ministerio del Interior.