Diario de León

| Entrevista | Mar Román |

«En Madrid se produjo el silencio, como si a la gente le hubieran quitado el sonido»

La periodista leonesa Mar Román cubrió la masacre, asegura que la información llegó a través del Samur y las emergencias y no olvidará escenas que califica de dantescas

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Pilar Infiesta - león
León

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La explosión la sorprendió en casa, a cinco minutos de Atocha y escribiendo el perfil de otro leonés, José Luis Rodríguez Zapatero. Casi sin peinar, y con el primer jersey que encontró, salió a la calle a toda prisa. Encontró una ciudad atascada. A medida que se acercaba, corriendo, a uno de los puntos fatídicos de la masacre, se cruzaba con personas en estado de shock, que lloraban, llamaban con sus teléfonos móviles a los familiares contando el desastre y tenían las caras desencajadas. También percibió que había miedo y que las sirenas de las ambulancias, la policía y los bomberos recreaban un ambiente fantasmagórico. Despertó de golpe. -¿Sintió miedo? -Sí, lo contagiaba la gente y, sobre todo, la confusión, la imprecisión de datos sobre el suceso. Cuando llegué hasta Atocha, alguien gritó ¡correr!, y la histeria se apoderó de todo el mundo, porque no sé sabía si quedaban más bombas y te podía tocar. Sólo veías ambulancias y a gente muy nerviosa de un lado para otro. -¿Cuándo empezaron a recibir información del Gobierno? -Tarde. He cubierto, desgraciadamente, muchos atentados de ETA y siempre te facilitaban los datos rápidamente. En este, hasta que supimos lo elemental, que eran cuatro trenes y doce bombas, pasó toda la mañana y eso que el atentado se había producido a las siete y media de la mañana. En realidad, los trabajadores del Samur y de emergencias fueron los que nos describieron la magnitud del suceso, la cantidad de cadáveres que había en las vías, de miembros amputados, de móviles sonando en los bolsos de los fallecidos recordando que sus familiares les buscaban desesperadamente. La información del Gobierno a pie de la masacre no fue buena, querían estar demasiado seguros antes de hablar, y estaba claro que algo no casaba con la primera manifestación de atribuir a ETA el atentado. La banda suele avisar cinco minutos antes, y en esta ocasión no había llamado alertando de las bombas. Tampoco suele preparar golpes de esta magnitud, aunque no se podía descartar que los terroristas hubieran cambiado de estrategia. -¿Associeted Press manejaba, entonces, información sobre otra autoría distinta a ETA? -Sí, desde EE.UU. se creía que el atentado de Madrid podía estar relacionado con Al Qaida. De hecho, por la noche la oficina en El Cairo de Associeted Press recibió un fax de una banda relacionada con el grupo de Bin Laden que se atribuía la masacre. -¿Llegó a acercarse hasta los trenes siniestrados? -Sí. La policía había mantenido a los periodistas las primeras horas a 150 metros de la estación, pero cuando abrieron el cordón decidí acercarme. Junto a Atocha hay varios bloques de ocho pisos, en la calle Tellez, llamé al octavo A y una señora, curiosamente, maestra del Pozo del Tío Raimundo, donde se produjo otra explosión, me abrió la puerta. Las imágenes que ví desde ese ático fueron inhumanas, dantescas, espeluznantes. Supe en seguida que la cifra de muertos iba a ser mucho más alta de lo que nos decían. El vagón estaba arrancado de cuajo, como si le hubieran sacado las tripas, porque no tenía sillones y estaba cuajado de hierros. El fotógrafo me dejó la cámara para acercar la escena con el zum y sentí un estremecimiento: decenas de personas habían sido sorprendidas por la muerte junto a desconocidos. Conté más de ocho cadáveres, no se me han olvidado, allí, muertos de cualquier manera, junto a un torso, miembros amputados, hierros y carne. Aterrador. -El olor... -Los empleados de emergencias decían que olían a visceras y a humo, por lo visto un olor muy difícil de soportar que les obligaba a trabajar con máscara. Yo sólo percibí el olor a quemado. Fue algo fuera de lo común, impactante total. -Ante tanta barbarie, ¿cómo se identificaba a los cadáveres? -Les ponían una hoja blanca encima como para identificarles con un número, luego los colocaban sobre una lona negra, de ahí a la camilla, después a la tienda improvisada sobre las vías y más tarde, eran trasladados en ambulancia al pabellón del Ifema. -¿Cuántas horas trabajó ayer? -Desde las ocho de la mañana a las diez y media de la noche, sin comer, sin sentarme, incluso en situaciones de estabilidad rara, por el amontonamiento de gente, pero la adrenalina te alimenta, ves tantas cosas..., que te mueven, las interiorizas y las cuentas. Desde luego, no te da tiempo a pensar en el cansancio, el hambre o la hora. -¿Y el día después? -He conocido un Madrid diferente. Suele ser una ciudad bulliciosa, de ruidos, pero hoy (por ayer) reinaba el silencio. La gente casi no paseaba por la calle, algunos estaban pegados al televisor en los bares, era como si les hubieran quitado el sonido. Todo el mundo tenía otro aire, otra expresión. Fui una de las primeras en montar en un tren de cercanías de la misma línea de los atentados, y tengo que reconocer que sentí un poco de miedo. Al pasar por los restos destrozados de los vagones, los rostros de la gente cambiaron, incluso muchos reaccionaron llorando y reconocían que tenían miedo a coger los trenes, porque ya no se sentían seguros. La gente iba en un silencio sepulcral. Mar Román nació en León hace 31 años, es periodista y trabaja desde hace siete años para la agencia americana Associeted Press, en Madrid. Ayer, siguió puntualmente la información de los atentados. Se metió de lleno en la manifestación de la capital, que definió como apoteósica. Sus crónicas se han publicado en el International Herald Tribune, uno de los más vendidos. «Estuve un día sin comer, sin sentarme, pero la adrenalina te alimenta. Ves tantas cosas, que te mueven y quieres contarlas» «Enumeré desde un ático de Atocha más de ocho cadáveres, no se me han olvidado, allí, muertos de cualquier manera...» «Lo que ví fue realmente inhumano, espeluznante, desconocidos que murieron juntos» «Associated Press recibió un fax de Al Qaida reivindicando el atentado esa noche»

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