El llanto de León hace historia

León se quedó enmudecido ayer por la noche ante la riada humana más multitudinaria que ha salido a la calle en toda su historia. Decenas de miles de personas -probablemente más de cien mil- secundaron la manifestación convocada en toda España por el Gobierno contra los atentados terroristas cometidos en Madrid el 11-M. A las siete en punto de la tarde, la ciudad se quedó en punto muerto. Pararon taxis, autobuses, construcciones en obras, comercios, bares... El único escenario posible estaba en la calle. Las casas se quedaron vacías, casi todas a juzgar por las pocas bombillas que quedaban encendidas en los edificios a la hora punta de la convocatoria. El duelo, no obstante, se observaba también en algunos balcones a los que se asomaban enfermos y vecinos en posición de rezo. La cabeza de la manifestación partió con paso silencioso y en recogimiento desde la plaza de Guzmán. Por un momento, sólo se escuchaban susurros y el paso de los pájaros. La pancarta que abanderaba el pasillo humano interminable rezaba: Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo. Sosteniéndola, muy discretamente en una esquina, la viuda y la hija de Luciano Cortizo -el comandante asesinado por ETA en León el 22 de diciembre de 1995-, quienes viajaron desde Madrid expresamente para participar en el multitudinario gesto de solidaridad de los leoneses. A su lado, los responsables de todas las fuerzas políticas y sindicales de la provincia, además de figuras de otros ámbitos como el judicial, el eclesiástico o el empresarial. El itinerario siguió las principales y más grandes avenidas de la capital, que no tuvieron capacidad suficiente para acoger a la marea humana que se echó a la calle con lazos negros, pancartas de todo tipo y gritos unánimes de condena al terror. Jóvenes, viejos, inmigrantes, vecinos llegados de los pueblos en autocares se sumaron a la convocatoria que concluyó en la plaza de San Marcos. La Policía Local, desbordada ante la insólita respuesta, fue incapaz de hacer un cálculo aproximado de asistentes, en parte porque la cabeza de la manifestación ya había llegado a su destino cuando la cola aún no había salido de Guzmán. En este último lugar y en las avenidas cercanas (Papalaguinda, República Argentina y Condesa de Sagasta), una hora y media después de la salida aún había gente arremolinada que no había iniciado el trayecto. La mayor parte de ellos eran estudiantes, ya conocidos por abanderar las manifestaciones espontáneas de ayer y anteayer. Frente a los balcones y ventanas cubiertos de luto por crespones negros y banderas nacionales, el periodista Jesús Sanz, director de TV León, leyó un manifiesto, en el que destacó que «la democracia que todos los españoles hemos construido durante décadas se enfrenta a uno de los momentos más dolorosos». Muchos, por no decir casi todos, llegaron a su meta aunque a destiempo, como si San Marcos fuese el lugar sagrado. «Estoy orgulloso de mi ciudad y de todos sus ciudadanos» FRANCISCO FERNÁNDEZ Alcalde de León «La calle es para vivir con la paz, no con el horror y el miedo» ANTONIO SILVÁN Consejero de Fomento «Todos los leoneses se han unido por 200 vidas, para exigir el derecho a la vida» JOAQUÍN OTERO Secretario general UPL «Se debe respetar la demanda de paz y esta condena masiva al terrorismo» GERMÁN FERNÁNDEZ Coordinador provincial IU «Me ha impresionado tanta gente joven; eso es esperanza» JULIÁN LÓPEZ MARTÍN Obispo de León «Impresionante la muestra clara de sentimiento unitario» ÁNGEL PENAS Rector de la Universidad de León