La Administración Bush redobla la seguridad en el transporte público

Pocas horas después de cono­cerse en Nueva York la masacre de Madrid, las autoridades or­denaron reforzar la vigilancia en las estaciones de tren y metro, además de enviar un equipo de ex­pertos a la capi­tal española para «sacar lecciones» de lo ocurrido y evitar que «algo semejante» ocu­rra en la Gran Manzana. Este refuerzo también afecta al resto del país. El Departa­mento de Seguridad Interior, creado a raíz del 11-S, instó a las autoridades estatales y a la poli­cía a redoblar sus esfuerzos en la vigilancia del transporte pú­blico. Y es que la posibilidad de que la autoría pudiera recaer en Al Qaida encendió las alarmas en la Casa Blanca. No obstante, el portavoz, Brian Roehrkasse, dijo que el Gobierno «no tiene indicaciones específicas que aseguren que los terroristas estén planeando ataques simi­lares en EE. UU. a corto plazo». Por ello, la alerta terrorista se mantuvo en el nivel amarillo, el tercero de los cinco previstos. Aun así, las medidas de segu­ridad se han extremado. El por­tavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, dijo ayer que sus esfuerzos se centran en «con­cienciar, prevenir, responder y recuperarse de un potencial ataque». Y en ello están traba­jando. La red de trenes Amtrak aumentó las rondas de vigilan­cia con perros adiestrados para detectar explosivos, intensificó los sistemas electrónicos en puentes y túneles y pidió a sus empleados que avisen ante cualquier bulto sospechoso. El primero en reaccionar tras los atentados fue el alcalde de Nueva York, Michael Bloom­berg, que ordenó incrementar la presencia de policías, así como de la Guardia Nacional en toda la red de metro y trenes de la ciudad. «Lo sucedido en Madrid demuestra que segui­mos viviendo en un mundo muy peligroso y no podemos bajar la guardia», dijo. Entre tanto, el presidente Bush y su esposa Laura acu­dieron a la Embajada de España para presentar personalmente su pésame al embajador, Javier Rupérez, y al pueblo español. Bush eludió pronunciarse so­bre las hipótesis de la autoría de los atentados.