«Cuando empezamos a ver gente herida subiendo por las escaleras y sangrando, cundió el pánico»

Estaba vendiendo billetes en Atocha. «Oí una tremenda explosión, la prime­ra, y cuando estaba aún decidiendo qué habría sido sonó una segunda. Dicen que ha habido tres, pero yo no he oí más que dos, aunque uno ya no sabe qué es lo que ha sido verdad. Salí de allí, como todos, corriendo. No bajé a las vías porque la confusión era tal que lo que te mueve es el instinto de supervivencia. La gente que salía de los trenes que explotaron comenzó a correr por las escaleras. Nunca he visto nada igual, en cuanto empezamos a ver gente herida subiendo por las escaleras, sangrando, cundió el pánico».