Cerrar

| Reportaje | Precedente en la investigación |

Nombre para los muertos

Estados Unidos introdujo un innovador sistema de análisis para identificar a las víctimas del 11-S. Pese a los buenos resultados, aún se busca una identidad para muchos cadáveres

Publicado por
X. Fernández / M. Ferreiro - redacción
León

Creado:

Actualizado:

Los restos de casi mil muertos, de los más de cinco mil registrados en el atentado del 11 de septiem­bre del 2001, permanecen aún sin identificar. La cifra es terrible, pero esconde un éxito importante en el uso de las técnicas de análisis a través del ADN. El carácter devastador de los ataques contra las torres gemelas supuso un reto para los encargados de dotar de un nombre a los pedazos que antes habían formado cuer­pos humanos. El jefe de los forenses que se enfrentaron a la dura prueba (algunos aún siguen trabajando en ella) era Robert Shaler. Él se puso al frente de las cerca de 150 perso­nas que conformaron el equipo en Nueva York. Cuando lo hizo, dejó claras sus expectati­vas: «Calculo que nun­ca podremos conocer la identidad de una cuarta parte de los cadáveres». Se constituyó una unidad especial que involucró dis­tintos centros repartidos por todo el país. El doctor Shaler hizo una estimación acerca del coste del operativo: «Será necesaria una inversión de un millón de dólares y los trabajos durarán un año». Sin embargo, la predicción se quedó corta y un año después del 11-S quedaban muchos cadáveres por iden­tificar. No es extraño si se tiene en cuenta que un 61% de los restos recuperados en el World Trade Center no pudieron ser utilizados porque el material genético había quedado inutilizado por el calor, la humedad y el tiempo transcurrido. La labor de las familias Aunque es evidente que las labores de los forenses en la tragedia que sacudió Es­tados Unidos fueron mucho más complicadas que en el caso español -las víctimas fueron más y los expertos lle­garon a encontrar doscientos pedazos pertenecientes a una misma persona-, también entonces hubo que recurrir a las familias que buscaban a sus seres queridos entre los muertos para que aportaran material que facilitara las identificaciones. Muchas de esas personas siguen esperando resultados. «Cuando los veo, me miran con ojos que dicen '¿La has encontrado ya?'», explicaba Robert Shaler en unas decla­raciones a la cadena de tele­visión norteamericana CBS. En las mismas, publicadas en agosto del año pasado, el doctor daba casi por concluí­da su tarea: «Hemos hecho pruebas en cada uno de los restos, usando la tecnología de la que disponemos. Creo que hemos terminado». Sin embargo, abría una puerta a la esperanza de las familias: «Si en los próximos tres años alguien descubriera algún avance para aplicar en la investigación, podría utilizarse». La posibilidad no es ni mucho menos remota, ya que, precisamente a raiz del trabajo forense en los atentados del 11-S, los avances en la obten­ción de datos a través del ADN fueron inmensos. Como ejemplo, el éxito de un laboratorio de Virginia, que encontró un método para trabajar con restos ge­néticos dañados por el calor, el agua o el fuego. Gracias a esta innovación, seis cuerpos que en el 2003 aún no tenían nombre ya lo tienen. El pre­cedente será útil en Madrid. «El ADN de un 61% de los restos recuperados en el World Trade Center no pudo ser utilizado porque el material genético había quedado inutilizado por el calor, la humedad y el tiempo» ROBERT SALER Jefe de los forenses en el 11-S de Nueva York

Cargando contenidos...