El templo se quedó pequeño
La misa que concelebraron ayer numerosos sacerdotes, presididos por el obispo de León, Julián López, volvió a demostrar que los leoneses están indignados por al último acto terrorista. Así, fueron muchos los ciudadanos que no pudieron entrar a la Catedral de León, lugar en el que se celebró una misa en memoria de las víctimas. «Cercanía, cariño y auxilio» fueron las cualidades que quiso destacar Julián López en todos los que han participado en las labores de rescate de las víctimas, haciendo -dijo- «de buenos samaritanos». Además, añadió que que «han atacado el derecho a la vida». | dl