Diario de León

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Los enlaces de Al Qaida en España

Sobre la «conexión española» sólo había un dato indiscutido, Mohamed Atta, el kamikace que estrelló un avión en el World Trade Center, ultimó aquí los detalles

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colpisa | madrid

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Hasta finales de 2002, un año después de los atentados del 11-S en Estados Unidos y tres meses antes de la ofensiva contra Irak, la búsqueda en España de huellas de radicales islámicos no habían servido apenas para arrojar luz sobre las conexiones de Al Qaida en territorio nacional. Pese al arresto de numerosos supuestos radicales en varios puntos de la geografía española, un año después del 11-S había muchas incógnitas sobre su papel en la preparación de los atentados de Nueva York y Washington. Desde el 11-S y hasta finales de 2002, la Policía propinó a estos grupos cinco los golpes. El primero fue el 26 de septiembre del 2001, apenas dos semanas después de los atentados que conmocionaron a Estados Unidos. Una operación en Almería, Huelva, Navarra y Valencia terminó con la detención de seis presuntos miembros del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) ligados a la red de Osama Bin Laden. Poco tiempo después, el 13 de noviembre, se llevó a cabo la primera fase de la Operación Dátil, que se saldó con el arresto en Madrid y Granada de once supuestos miembros de un grupo liderado por 'Imad Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah. Garzón le considera jefe de Al Qaida en España y le mantiene en prisión acusado de tantos asesinatos como muertos hubo el 11-S. Un mes más tarde, enero del 2002, la policía detuvo por orden del mismo juez en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) al marroquí Najib Chaib Mohamed, que fue acusado de actuar como «correo» de Al Qaida en Europa. La segunda fase de la Operación Dátil tuvo lugar el 23 de abril del 2002. El empresario hispano-sirio Mohamed Kaleb Kaleje, Abu Talha, fue detenido en Madrid acusado de ser uno de los responsables de las finanzas de Al Qaida y de haber desviado unos 670.000 euros a grupos integristas armados para hacer la yihad (guerra santa). El 16 de julio del 2002 tuvo lugar la tercera fase de la Operación Dátil. La Policía Nacional arrestó en Madrid y en Castellón a tres supuestos activistas del grupo de Abu Dahdah. Uno de los detenidos tenía en su poder cinco cintas de vídeo sobre posibles objetivos terroristas en Estados Unidos. Mohamed Atta en España Estas detenciones propiciaron una investigación que culminaría más tarde con el procesamiento del mismísimo Osama Bin Laden y de sus principales colaboradores por parte del juez Garzón, que en septiembre del 2003 consiguió vincular a la célula española con los preparativos del 11-S. Pero eso fue después de los ataques a Irak. A finales del 2002, sobre la «conexión española» había sólo un dato indiscutido y confirmado: Mohamed Atta, el kamikaze que estrelló un avión contra la Torre Norte del World Trade Center, estuvo al menos una vez en España, y no para hacer turismo, sino para ultimar los detalles de los peores ataques terroristas de la historia. En el 2003 las sombra de Al Qaida planeó con más intensidad antes de la guerra de Irak. Las fuerzas de seguridad detuvieron a 34 personas acusadas de pertenecer a varias organizaciones armadas relacionadas con el terrorismo fundamentalista, pero al final de ese año la mitad estaban en la calle. La más sonada fue la llamada Operación Laguna, llevada a cabo el 24 de enero en Cataluña, en la que fueron capturados 16 supuestos activistas del GSPC. La Policía y el propio Gobierno dijeron entonces que a los detenidos les habían incautado explosivos y armas químicas, pero posteriores análisis de esas sustancias demostraron que se trataba de jabones y detergentes. Tiempo después, los sospechosos quedaron en libertad en medio de una fuerte polémica. También fue muy importante la detención del corresponsal en España de la cadena de televisión qatarí Al Yasira, Taysir Aloni, quien reconoció ante Garzón haber entregado dinero a integristas sirios en Afganistán y Turquía, si bien negó cualquier vinculación con Al Qaída. El juez decretó prisión incondicional para el periodista, que fue liberado tiempo después por otro juez, Guillermo Ruiz-Polanco, que basó su decisión en el delicado estado de salud del acusado.

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