Zapatero anuncia un «cambio tranquilo» y revela que su prioridad será el terrorismo

El cambio tranquilo de Zapa­tero comenzará el lunes con un objetivo claro: buscar la unidad de todos los partidos para con­centrar esfuerzos en la lucha contra el terrorismo. Éste fue el mensaje del líder socialista en su primera intervención como ganador de las elecciones y justo después de guardar un emocionado minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados del 11-M. Tras dirigirse especialmente a las cientos de familias que aguardan noticias de sus seres queridos en los hospitales y a quienes aún lloraban a sus muertos, Zapatero lanzó, entre aplausos, un «el terror nos en­contrará a todos enfrente». El socialista se dirigió a los españoles nada más conocerse la victoria desde una tarima instalada en la sede del partido en la madrileña calle Ferraz y les dijo que quería que el cambio de talante del Gobierno comenzara esa misma noche. No lo dudó un segundo y ex­presó su respeto a Mariano Ra­joy, del que dijo que ha sido «un digno rival» y al que tendió una mano «para cooperar en todos los asuntos de Estado». El leonés se mostró «prepara­do» para asumir la responsabili­dad de gobernar y citó entre sus prioridades las de «fortalecer el prestigio de las instituciones democráticas, avanzar en la España social y situar al país en primera línea de la construcción europea». Alegría contenida Zapatero pidió a todos los so­cialistas que se agolpaban en la sede de Ferraz que disfrutaran «de manera contenida» del triunfo. «Mañana hay que em­pezar a trabajar mucho por este país», les dijo. En su interven­ción, adelantó que gobernaría «con diálogo, transparencia y responsabilidad» y subrayó, en un claro mensaje para quie­nes quisieran escucharlo, que se guiaría por la Constitución «en todo momento». El emocionado ganador de las elecciones hizo un llama­miento a todos los socialistas para que celebrasen la victoria con serenidad. «Os pido que lo celebréis como los socialistas sabemos hacerlo», pidió en una clara alusión a que se evitase cualquier tipo de confrontación. Zapatero pudo decir por fin, después de casi cuatro años como secretario general del PSOE, que España había apos­tado por el cambio y se esforzó por dejar claro que gobernaría para todos y «con humildad». No se olvidó tampoco del ca­pítulo de agradecimientos, y tras referirse a los votantes, a los mili­tantes y a los simpatizantes, a los que dio su gratitud más sincera, agradeció a los españoles su ma­siva participación. «Ésta ha sido una victoria del pueblo y de la democracia», señaló. Ante miles de simpatizantes y sin perder ni un sólo momento su habitual talante tranquilo, terminó su in­tervención con un rotundo: «Os aseguro que el poder no me va a cambiar». Los aplausos pusieron el punto final a una noche en la que desde el PSOE ya se había anunciado que no habría fiesta. Zapatero habló flanqueado por el lucense José Blanco, por el portavoz del grupo parlamen­tario Jesús Caldera y por el por­tavoz socialista en la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas. Abrazo efusivo Nada más terminar su interven­ción, el líder socialista entró en la sede, donde se fundió en un emocionado abrazo con Felipe González. En el ascensor en el que subían a la cuarta planta alguien dijo «hemos esperado mucho pero ha valido la pena». Felipe González respondió con un sonriente «más esperaron ellos». Zapatero, se comprometió varias veces antes de la campaña electoral a conformar, si tenía la responsabilidad de formar Gobierno, a constituir un Consejo de Ministros paritario, es decir, con el mismo número de hombres que de mujeres. «Quiero que el cambio de talante comience esta misma noche, por eso manifiesto mi respeto a Mariano Rajoy, que ha sido un digno rival, le tiendo la mano desde ahora para cooperar en asuntos de Estado» «Me comprometo a guiarme en todo momento por la Constitución» «Mi prioridad más inmediata es luchar contra cualquier forma de terrorismo» «Me comprometo a encabezar el cambio tranquilo y os aseguro que el poder no me va a cambiar» RODRÍGUEZ ZAPATERO