Representantes de todo el mundo al más alto nivel apoyaron a España
El último en llegar a la catedral de la Almudena fue el príncipe Carlos de Inglaterra. El funeral comenzó un cuarto de hora más tarde de la hora prevista, las doce y media, debido a que tanto el heredero de la Corona británica como el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, y el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, llegaron hasta con diez minutos de retraso. De las Casas Reales, los más rezagados fueron Alberto de Mónaco y el hermano del rey de Marruecos, el príncipe Moulay Rachid. A las exequias por las víctimas del 11-M acudieron una cincuentena de dirigentes extranjeros, incluidos 18 jefes de Estado. Entre los asistentes estuvieron, entre otros, el Gran Duque de Luxemburgo; Georgi Parnavov, de Bulga-ria; el Príncipe Heredero regente Haakon de Noruega; el príncipe Heredero Felipe de Bélgica; el príncipe Feisal Bin Al-Hussein y la princesa Alia Al-Feisal de Jordania o el príncipe Heredero Federico de Dinamarca. Entre los altos dignatarios estuvieron el presidente francés, Jacques Chirac; el jefe de Gobierno de Albania; Fatos Nano; el canciller alemán, Gerhard Schröeder; el jefe de Gobierno de Andorra, Marc Forné o el primer ministro belga, Guy Verhofstadt. El funeral fue concelebrado por los cardenales y arzobispos de Madrid, Barcelona y Sevilla, nueve arzobispos, 16 obispos y tres obispos auxiliares. La celebración de los oficios fúnebres por el rito católico causó cierta polémica porque entre las víctimas había miembros de otras confesiones, entre ellas adventistas, evangélicos, judíos y musulmanes.