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| Análisis | La política exterior del futuro presidente |

De bruces con la «realpolitik»

En sólo 13 días, Zapatero ha pasado de ser un desconocido en la escena internacional a que todos los líderes mundiales quieran hablar con el joven que ha osado desafiar a Estados Unidos

Publicado por
Enrique Clemente - redacción
León

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Hasta hace trece días Zapatero era un absoluto desconocido en la escena mundial, tenía escasas relaciones incluso con los socialdemócratas europeos y nadie pensaba en las cancillerías que podía ganar las elecciones. Los Bush, Blair, Chirac, Schroeder y compañía se aprestaban a dar la bienvenida a Rajoy. El panorama cambió cuando tras su victoria electoral reiteró su compromiso de retirar las tropas de Irak antes del 30 de junio, a menos que la ONU se hiciera cargo de la situación. Ese anuncio en el que nadie allende nuestras fronteras había reparado hasta entonces cobró una gran importancia porque lo hacía el futuro presidente del Gobierno. Ese mismo día incluso se permitió el lujo de pedir a Bush y Blair que reflexionaron sobre sus errores cometidos al invadir Irak. De pronto, todos los líderes mundiales querían hablar con ese joven que osaba desafiar a la hiperpotencia. La reacción norteamericana no tuvo nada de diplomática. Colin Powell advirtió a Zapatero de que no era el momento de retirar las tropas. «Es tiempo de hacer frente a esta amenaza al mundo civilizado (el terrorismo), y no de salir corriendo, escapar y pensar que no nos alcanzará; lo hará», dijo el secretario de Estado con una falta de delicadeza manifiesta. El socialista era presentado en EE.UU. como un cobarde que cedía al chantaje de los terroristas, sin te-ner en cuenta que su promesa era previa al 11-M. Un linchamiento similar al que sufrió Francia cuando Chirac se negó a avalar la guerra. Curiosamente, Bush tiene previsto el regreso de al menos 30.000 de sus soldados en Irak. Zapatero se había dado de bruces con la realpolitik . Empezaba a saber lo que son las presiones de EE.UU. cuando se le lleva la contraria. Quizá también aprendió que en política exterior hay que ser cauto y guardarse muy bien las espaldas. Con cierta ingenuidad, quizá porque no se veía ganador, el líder del PSOE había apostado claramente por un triunfo de Kerry en noviembre. Ahora le quedan siete meses de difícil convivencia con el presidente del país más poderoso de la tierra. En esa misma línea hay que situar las declaraciones de Miguel Ángel Moratinos, próximo titular de Exteriores, en las que aseguró que España estaba dispuesta a re-nunciar al poder que le otorga el Tratado de Niza. Una cosa muy plausible es querer desbloquear la aprobación de la Constitución europea y acercarse a los países del núcleo duro de la UE (Alemania y Francia) y otra muy distinta-renunciar a una importante arma de negociación. Ayer, Zapatero recibió un cursillo práctico acelerado de política internacional. Todo apunta a que EE.UU. y Reino Unido se van a aplicar para buscar una resolución de la ONU que permita que los soldados españoles sigan en Irak. Cuando eso ocurra se habrá producido el relevo en La Moncloa. El presidente Zapatero podrá venderlo como un triunfo personal. Pero, ¿entenderían sus votantes que las tropas no vuelvan?