Los líderes europeos exigen ahora un «papel fundamental» de la ONU en Irak
El presidente español en funciones se despide de Europa con la advertencia de que los atentados del 11-M fueron una declaración de guerra a la Unión Europea
Estaba anunciado que posaría para la foto de familia, en la última fila, y que no se quedaría al almuerzo que ayer cerró la cumbre europea. Así que, el presidente de turno de la UE, el irlandés Bertie Ahern, pidió que se reconociera la «tremenda contribución» hecha por José María Aznar a su país y a Europa. Fue así como los líderes comunitarios brindaron a su colega español un «aplauso sostenido», según Ahern, para coronar la despedida. Instantes después, un Aznar más henchido retaba a Zapatero a mantener y mejorar el nivel de prosperidad logrado por España, «el mayor que ha tenido nuestro país», valoró. El presidente del Gobierno en funciones convirtió la rueda de prensa ofrecida ayer en Bruselas en una especie de testamento político de sus ocho años de Gobierno. En Europa, le tocó negociar el Tratado de Ámsterdam y el de Niza. También vio nacer el euro, mantuvo la economía hispana en la ortodoxia del Pacto de Estabilidad e incluso se congratuló de que ahora haya más instrumentos para combatir el terrorismo. En el plano interno, Aznar manifestó que «España cierra este capítulo con el mayor nivel de prosperidad material que ha tenido nuestro país», aseveración que aprovechó para lanzar un reto a Rodríguez Zapatero: «Mi deseo es que eso pueda ser no solamente mantenido, sino mejorado en el futuro». Diferencias Aznar no ocultó que ha tenido diferencias con el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schröder, lo que le ha llevado a reconocer que «las relaciones personales son muy importantes, pero los intereses nacionales son más». Eso sí, se pronunció expresamente sobre el británico Tony Blair: «Además de ser un gran amigo, es de los líderes que merecen la pena en Europa». El presidente francés, Jacques Chirac, cuando fue preguntado sobre su opinión sobre Aznar, dijo que no quería pecar de «indiscreto». Así que se limitó a decir que en sus ocho años de mandato «permitió indiscutiblemente un desarrollo importante de España». En el mismo tono, el premier luxemburgués, Jean-Claude Jüncker, señaló que el balance de Aznar, «en el plano económico interno, es completamente positivo». Ésta es la huella que deja en la escena europea el todavía inquilino de La Moncloa, el hombre del bigote que en 1999, en plena cumbre de Berlín, encendió un puro para resistir con paciencia el intento de Schröder de recortar las ayudas europeas a España. «Se fue diciendo hasta pronto», dijo Bertie Ahern. Pero Aznar, pensando en las elecciones europeas de junio, insistió: «No tengo ninguna intención ni ningunas ganas de encabezar alguna candidatura». «El primer ministro británico, Tony Blair, además de ser un gran amigo, es de los líderes que merecen la pena en Europa» JOSÉ MARÍA AZNAR Presidente en funciones