Diario de León

El Gobierno, que permitió que los soldados embarcaran sus petates, sólo autorizó la salida cuando recibió la carta

Aznar bloqueó el relevo de las tropas hasta lograr el aval escrito de Zapatero

Defensa justificó en un primer momento la cancelación de los vuelos por motivos «técnicos»

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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Primero, sí; luego, esperar; después, no; y al final, otra vez sí. Tras un día de incertidumbres, versiones contradictorias desde fuentes oficiales, órdenes y contraórdenes, el Ministerio de Defensa dio luz verde al inicio del relevo de las tropas españolas en Irak, después de haber abortado la operación cuatro horas antes alegando «motivos técnicos». Unos problemas que, al final, se demostró que eran políticos: el propio presidente en funciones, José María Aznar, dio la orden de bloquear el envío de militares de refresco para presionar al PSOE y lograr así su propósito de arrancar al líder socialista y futuro jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, una carta con el compromiso de mantener la presencia española en el país ocupado, al menos, hasta finales de junio, tal y como prometió en campaña electoral. Finalmente, la misiva llegó al Ministerio de Defensa a las 17.20 horas y Aznar autorizó la operación. La decisión de La Moncloa se conoció a primera hora de la tarde. El Gobierno suspendió el traslado sin avisar siquiera del por qué del aplazamiento a los mandos militares del contingente. Motores encendidos Los motores estaban encendidos y maletas y petates ya estaban en las bodegas del aparato. Los 160 soldados de la unidad de apoyo logístico Inse III, que se aprestaban a abordar un avión de Air Europa rumbo a Irak para relevar a sus compañeros. Poco después de las 13.30 horas, menos de una hora y 40 minutos antes del despegue, llegaron las dos órdenes desde el Mando Logístico de Valencia: primero, «suspender el embarque»; media hora después, «suspender el viaje hasta nueva orden». El jefe del contingente, el teniente coronel Pedro Vallejo, fue el encargado de intentar explicar los motivos del aplazamiento, unas razones que admitió desconocer. Es más, ni siquiera sus jefes en Valencia sabían las causas por las que se abortaba una operación en la que todo estaba planeado al milímetro desde hace meses. «Se trata de una orden militar superior llegada a través del cadena de mando. La rotación prevista para hoy para hacer el relevo en Irak está suspendida, lo que no sé si es definitivamente», se limitó a decir el desconcertado mando ante los paneles que señalaban que el vuelo AEA 837 de la compañía aérea privada con destino a Kuwait quedaba cancelado. Vuelta al aeropuerto El desconcierto, primero, y la indignación, después, cundió entre los 160 militares, entre ellos 16 mujeres, implicados en el culebrón. En un primer momento, recibieron la orden de recuperar de las cintas portaequipajes sus petates, luego, recibieron instrucciones para regresar al acuertelamiento Capitán Mayoral de Zaragoza, sede de la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG 41) y, al final, la orden de volver al aeropuerto. Cuando llegaban al aeródromo supieron a través de los medios de comunicación que el aplazamiento era por cuestiones meramente políticas... y el enfado cundió entre el contingente. El mismo avión de Air Europa, que había regresado a su base en Barajas (Madrid), emprendió viaje de vuelta a Zaragoza hacia las 20.30 horas, después de que una llamada del Gobierno avisara a la compañía del nuevo cambio de planes. El Ministerio de Defensa tenía previsto que el aparato despegara del aeródromo aragonés, esta vez sí, a lo largo de la noche con destino a Irak.

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