Diario de León

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Siguiendo por todo el país unos pañales

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Fernando Iturribarría - parís
León

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El seguimiento durante largos meses a Esparza Luri ha sido uno de los episodios más insólitos en la historia de la lucha contra ETA. Desde hace más de un año, los servicios antiterroristas franceses rastrearon lo que se denomina la pista de los pañales . Prendas y ajuares infantiles, así como sillas y otros enseres de bebé, aparecieron en los escondites de ETA en los últimos 24 meses. Pertenecían a Irati, una niña fruto de la relación mantenida por Félix Ignacio Esparza y Lorentxa Guimón, su estrecha colaboradora en la jefatura del aparato logístico. La policía gala averiguó que la mujer había dado a luz el 12 de julio del 2002 en Burdeos. Aunque se encontraba en la clandestinidad desde marzo de 1998, declaró el nacimiento de la niña en el registro bajo su verdadera identidad. Miembro de una familia vascofrancesa involucrada con ETA desde los años 80, Lorentxa Guimón consiguió eludir durante casi cinco años la persecución policial pese a estar aquejada de una enfermedad crónica. Los investigadores sabían que padecía el mal de Crohn, una rara degeneración del sistema digestivo que requiere un tratamiento específico. Habían puesto en alerta a todas las farmacias de la región. También indagaron en los consultorios y ambulatorios. Sin éxito. La mujer, nacida hace 34 años en Bayona, fue finalmente detenida el 22 de enero del 2003. Los vecinos declararon que solía pasear a un bebé en un cochecito por el jardín y que otro hombre frecuentaba la vivienda. En el interior había ropas de bebé. Pero el padre y la niña habían desaparecido. Ayer el rastro de los pañales condujo, al fin, hasta dos de los principales jefes de ETA. En las narices de la policía Alberto López de Lacalle, Mobutu para sus amigos y para sus perseguidores, protagonizó el 13 de noviembre del 2000 una fuga de película que dejó en ridículo a la policía francesa, que le mantenía confinado y vigilado las 24 horas del día en un hotel de Aubusson a la espera de entregarle a España. Sobre las tres de la madrugada, tras anudar las sábanas y atarlas al radiador de la habitación que ocupaba en la segunda planta del establecimiento se descolgó al exterior por la fachada sin que ninguno de los agentes encargados de su custodia se percatase.

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