Diario de León

La cofradía amplía su labor social con la incorporación, por primera vez, de 14 reclusos a su desfile penitencial

Libertad al repique de una campana

El joven Arturo M. S. procesionó con el Cristo del Perdón tras obtener el indulto <

El Cristo de la Esperanza, pujado por 14 reclusos, cruza La Rúa

El Cristo de la Esperanza, pujado por 14 reclusos, cruza La Rúa

León

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La campana del perdón acompañó con su repique el abrazo a la libertad de Arturo M. S., el joven bañezano de 23 años que, tras cumplir una cuarta parte de la condena por un delito de tráfico de drogas, fue indultado el pasado 1 de abril a petición de la Cofradía del Santo Cristo del Perdón. Tras hora y media de recorrido,la procesión había llegado «penitencialmente» a los pies de la pulcra. El abad, Ángel Carlos Carbajo, escenificó ante el Locus Apellationis (escultura del siglo XI tallada en la portada de la Catedral, donde históricamente se impartía justicia en la ciudad) la solicitud «del perdón en forma de indulto» y el alcalde, Francisco Fernández, leyó con solemnidad el decreto del Consejo de Ministros: «¡Que sea enhorabuena!», concluyó al tiempo que el Orfeón Leonés interpretaba el Calligarum. Fue entonces cuando el abad se dirigió al seminario, llamó tres veces a la puerta y entró para recoger y acompañar al reo en sus primeros pasos hacia la libertad. Antes de cruzar la Plaza de Regla, el joven perdonado se detuvo unos instantes frente al paso del Cristo de la Esperanza para encontrarse y saludar a quienes hasta ayer fueron sus compañeros en el penal de Mansilla de las Mulas. Ayer, por primera vez, 14 reclusos pujaron desde el patio de la residencia de ancianos San José (Corredera) el paso del Cristo de la Esperanza, detrás de los niños y niñas que portan el emblemático farol con luz blanca en recuerdo al origen ferroviario de la cofradía. La banda de Tambores y Cornetas del Santo Cristo de la Bienaventuranza también precedía con sus notas la penitencia de los presos. A sus espaldas, los mayores, con el farol de luz roja, 86 braceros pujando del Cristo del Perdón (Ángel Estrada, 1966), una representación de la Hermandad de Jesús Cautivo de Oviedo y las 98 mujeres que pujan y bailan el paso de Madre de la Paz. La gente arremolinada en la Corredera aplaudió su salida y no pasó por alto los pies descalzos y mortificados por el asfalto que conducían los pasos de varios hermanos y hermanas. La banda de música de Dulce Nombre de Jesús cerraba el cortejo, con los representantes de la Corporación (Natalia Rodríguez e Iván García) y la comitiva de abades de las cofradías leonesas. Un año más, el perdón se hizo justicia.

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