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Astorga vivió su Pasión de multitudes entre el silencio y los aplausos

Publicado por
Maite Almanza - astorga
León

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El Viernes Santo, que reunió en Astorga a miles de personas, comenzó con la procesión Penitencial de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón, un cortejo fúnebre que pujó sobre unas parihuelas al Cristo Yacente al que acompañaron cofrades en hilera , que portaban faroles para alumbrar la noche. El sonido de las carracas y matracas, los cantos del Pueblo mío , y los hábitos de los hermanos, que lucen capucha monacal, contribuyeron a recrear un escalofriante ambiente, que se vio interrumpido cuando la comitiva se detuvo en la Capilla de San Esteban para realizar el Enclavamiento a puerta cerrada en la Cruz Verde. Al regreso, los cofrades rompieron el voto de silencio y degustaron bollas de Semana Santa y vino dulce. La Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad tomó por la mañana el relevo con su procesión del Encuentro. Unos doscientos cincuenta braceros soportaron el peso de nueve pasos, entre los que destacan el Nazareno, que desfiló por primera vez restaurado en su totalidad, y la Virgen Dolorosa que, gracias a la popular Carrera de San Juanín, que fue animada por los aplausos del público, pudieron encontrarse, en una plaza Mayor abarrotada, antes de la crucifixión. El emotivo saludo del Hijo y de la Madre, después de que el coro de Puerta de Rey interpretase una canción compuesta para este momento, arrancó también los vítores de los asistentes. A continuación, la Cofradía del Bendito Cristo de los Afligidos ascendió por la calle del Postigo mientras sesenta y dos braceros portaban, en la procesión del mismo nombre, a su imagen titular sobre un lecho de rosas. Varios militares custodiaban la talla, y un grupo de manolas vestidas con mantilla velaban al Cristo. La Cruz Desnuda y las doce cruces de mano -algunas, portadas por penitentes descalzos-, las bandas de la cofradía y municipal, y numerosos devotos del barrio de San Andrés, formaban la comitiva que se encaminó a la Catedral para el Sermón de las Siete Palabras. Una saeta Por la tarde la cofradía de la Santa Vera Cruz recreó el Desenclavo en su Procesión del Santo Entierro en un acto multitudinario en la plaza Mayor que transcurrió en impactante silencio. Los cofrades introdujeron al Cristo Yacente en la Urna, momento en el que un espontáneo interpretó una saeta, para retomar el cortejo compuesto por ocho pasos y casi trescientos cincuenta braceros. El paso de San Pedro estrenó la primera fase de sus nuevas andas durante el recorrido, que reunió a alumnos de la escuela de policía de Ávila, militares, manolas con mantillas, maragatas con el traje de luto, y una amplia representación de la Cofradía del Santo Cristo del Desenclavo de León, con la que la astorgana está hermanada. El fuerte viento dificultó el avance, sobre todo de los pasos mayores, como la Virgen de la Soledad o la Piedad. Por la noche, la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno sacó a la calle la Procesión de la Soledad. El trono de la imagen titular estrenó diez violeteros en plata. La comitiva, que incluía la Farola, el San Juanín, y la Cruz Verde, alcanzó su momento más emotivo al detenerse frente al Convento de Sancti Spiritus, desde cuyo interior las monjas de clausura dedicaron un motete a la Virgen. En el regreso la procesión entró por la plaza Porfirio López en lugar de por la calle Pedro de Castro, como era lo habitual, y concluyó con la Salve cantada.

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