La ciudad se llena de túnicas blancas y negras para el entierro de Jesús en el Viernes Santo
La jornada del Viernes Santo en Ponferrada amaneció al son de los clarines y timbales de la Hermandad de Jesús Nazareno. Los denominados corredores, con su tradicional túnica negra, recorrieron la ciudad convocando a los hermanos con un toque lúgrube que anunciaba el drama de la Pasión y que sirvió de preludio a la procesión del Encuentro. La plaza de la Encina fue el escenario donde Jesús Nazareno se encontró con Nuestra Señora de la Soledad, custodiados por San Juanín y los pasos de la Oración en el Huerto, la Flagelación y el Ecce Homo. El tradicional sermón corrió a cargo del párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Fuentesnuevas, Benedicto Vicario. Asimismo, por la tarde tuvo lugar el acto del Desenclavo en la Basílica que, posteriormente dejó paso a uno de los platos fuertes de la Semana Santa, la procesión del Entierro, organizada por la Hermandad de Jesús Nazareno. La Basílica se inundó del blanco de las túnicas, mientras que en la iglesia de San Andrés el protagonismo fue de las túnicas negras y las mantillas. Una multitud de «papones» que escoltaron los doce pasos de un cortejo en el que, además de las cinco imágenes del Encuentro, desfilaron los pasos de la Verónica, el Cristo de la Esperanza, el Calvario, la Piedad, la conducción al Sepulcro, la Cruz Desnuda y la Sagrada Urna, entre cuyos portadores se encontraba el alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco.