LA BAÑEZA Y JIMÉNEZ DE JAMUZ PONFERRADA
Las cofradías y el público ignoran el frío para vivir los actos más emocionantes
Frío y mucho público fueron las notas dominantes del Viernes Santo bañezano, que comenzó con la Procesión de Pasión, de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la madrugada. La ronda despertó a los cofrades, que sacaron a la calle catorce pasos, todos menos La Borriquilla, en el desfile más importante de la hermandad. Más de tres horas estuvo el cortejo en la calle, durante las cuales los bañezanos y quienes visitan la ciudad en estas fechas le se fueron uniendo para llegar al momento cumbre: el regreso de los pasos a la capilla de la calle de Juan de Mansilla. El público abarrotó la calle, hasta el punto de que hubo quienes desistieron de ver la entrada de los pasos, en la que los cofrades realizan saludos y bailes con los pasos, movimientos muy aplaudidos por los presentes. Terminada la procesión, los cofrades y el público, ya con el sol de mediodía, conmemoran la tradición de tomar las sopas de ajo y el bacalao. La organización sostiene que el número de hermanos que desfilan y toman las sopas llega a los 700. El Calvario, por la buena muerte de los miembros de la hermandad nazarena, y el santo rezo de los más pequeños de las Angustias sirvieron de prólogo al Santo Entierro. La Virgen de las Angustias, el Jesús yacente -articulado- y el descendimiento toman parte en esta procesión en la que, en la calle de San Julián, se realiza el desenclavo de la imagen de Cristo para depositarlo en la urna funeraria. Emoción y Vía Crucis El momento es de gran emoción. Durante el descendimiento tocó la Banda Municipal de Música y, una vez depositado a Cristo en el paso que le sirve de Sepulcro, la banda cofrade entonó el himno nacional, momento en el que los guardias civiles que lo escoltan presentaron respetos. Unas tres horas duró el desfile, que se recogió antes de lo habitual debido a la gélida temperatura. En Jiménez de Jamuz, un año más se celebró el Vía Crucis viviente, organizado por la Asociación Cultural Jiminiega, en el que todo el pueblo, pero en especial su plaza, sirven de escenario a la Pasión. Hasta cuarenta y cinco actores ponen en escena las últimas horas de Cristo en la tierra, desde la cena hasta la crucifixión, pasando por la condena a muerte y un camino del Calvario largo, en el que los soldados romanos se ensañan con el actor que desempeña el papel de Jesús. Más de un mes de ensayos y reuniones del grupo culminan en algo más de dos horas, con el pueblo lleno de público, antorchas, fuego y la iluminación necesaria cuando anochece. Resulta especialmente espectacular ver al Jesús y los ladrones con los que fue crucificado izarse en las cruces desde el suelo.