El mercado ha disparado los precios entre 2.000 y 3.000 euros el metro cuadrado

La proliferación de bares nocturnos y las continuas quejas del vecindario sobre problemas de ruidos y vandalismo durante los fines de semana no han impedido que las viviendas del Barrio Húmedo hayan disparado sus precios al alza lo mismo que sucede en el resto de las zonas de la ciudad. Según el concejal delegado de Urbanismo, Francisco Rodríguez, el secretario de la Asociación de Empresas de Construcción de la Fele, Javier Sanz, y arquitectos consultados por este periódico, el precio medio por metro cuadrado de los pisos en la ciudad antigua no desmerece en modo alguno de los que se pagan en las zonas más «nobles», financieramente hablando, como Ordoño II, la plaza de La Inmaculada, San Marcos o sus alrededores. A falta de estadísticas oficiales, de las que ni siquiera Hacienda dispone, todas las fuentes antes citadas coinciden en señalar que el precio mínimo de una vivienda supera fácilmente las 500.000 de las antiguas pesetas por metro cuadrado (3.000 euros), cifra que apenas baja a 300.000 en el entorno de las zonas más afectadas por el problema y saturación de bares. En el centro La proximidad al centro urbano parece primar, en todo caso, sobre cualquier otra consideración, de modo que los precios suben por las nubes: «más o menos como en República Argentina o en los alrededores de Ordoño, donde, a veces se vende más barato que frente al jardín del Cid, cuyos edificios pueden valorarse hasta a 600.000 viejas pesetas el metro cuadrado en cualquier agencia inmobiliaria. Según técnicos, arquitectos y políticos, en todo caso, la cotización de los pisos está a la par dentro del recinto amuralladoque en el resto de las zonas más céntricas de la ciudad, independientemente de que los inmuebles tengan limitación de alturas o de que teóricamente la contaminación ambiental y ruidos nocturnos deteriore su calidad ded vida: «el hecho es que no se encuentra ningún piso por menos de 1.800 o 2.000 euros el metro, incluso entre los que teóricamente tendrían que ser más baratos, como los de inmuebles rehabilitados, pero antiguos, que tienen materiales y una vida mucho más limitada que los nuevos», algunos, incluso, para pocas décadas, aunque sus propietarios se empeñen en nuevas y costosas obras de restauración. Ni propietarios ni políticos ni arquitectos creen que el precio de la vivienda vaya a decrecer entre las ruinas del casco antiguo de la ciudad, sino todo lo contrario. «Algunos pensaban que iba a pasar algo de eso en los años noventa, cuando se abrió la polémica de los ruidos, pero la realidad fue que la cotización de los pisos, sin subir, se mantuvo casi al mismo nivel que en las zonas del centro, lo cual hace pensar que va a pasar lo mismo a partir de ahora, especialmente si se tiene en cuenta la polítiva de rehabilitaciones del Ayuntamiento, las peatonalizaciones y las previsibles mejoras de todo el entorno». «Con el Plan ARI queremos mantener la zona lo más parecido a como está ahora» FRANCISCO GUTIÉRREZ, concejcal de Urbanismo de León