Entre el humor y el engolamiento

Manuel Marín está dispuesto a dejar huella en el Congreso. El presidente de la Cámara mostró un extraño humor que no casa bien con su fama de hombre serio y discreto. Y junto a un exagerado engolamiento al anunciar lo obvio, introdujo constantemente alusio-nes jocosas, como cuando pidió a sus señorías que «tomen sus precauciones» durante un breve descanso que concedió. «Espero que regresen ligeros de equipaje», insistió por si su chiste no se había entendido. Antes de extraer una bola que marcaría el diputado que empezaría la votación nominal, Marín dijo que necesitaba una «mano inocente» y se dirigió hacia la diputada gallega María Jesús Sáinz, que ejecutó la maniobra. Durante ese proceso se produjo además la anécdota de que se olvidaron de llamar al diputado Agustín Jiménez, al que hubo que citar al final del proceso. A Marín muchos le acusaron ayer de engolado, y hasta cursi, pero no cabe duda de que la presidencia del Congreso ha ganado en humor respecto a Rudi.