El cuerpo del agente Javier Torronteras fue quemado en el camposanto junto con el ataúd
Profanada la tumba del geo muerto en la explosión del piso de Leganés
Los investigadores sospechan que pudo ser un grupo islamista con ánimo de venganza
La tumba y los restos del policía Francisco Javier Torronteras, miembro de los Grupos Especiales de Operaciones (GEO) que falleció en la explosión con la que el pasado día 3 se suicidaron en Leganés siete radicales islámicos presuntamente implicados en los atentados del 11-M, fueron profanados durante la madrugada de ayer en el Cementerio Sur de Madrid. Unos desconocidos irrumpieron en el Cementerio Sur de Madrid, en el barrio de Carabanchel, quitaron la lápida del nicho número 80, donde se encontraban los restos del agente, sacaron el féretro y volvieron a colocarla, para evitar que su acción fuera descubierta. Luego, lo trasladaron unos 200 metros, lo abrieron, lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Sobre las seis de la mañana, dos vigilantes privados del cementerio observaron como un ataúd ardía en una de las calles, por lo que llamaron a la policía. Una vez que se personaron los agentes en el camposanto, acudieron al nicho donde el pasado día 4 fue enterrado el agente Torrontera, que estaba en las proximidades. Allí comprobaron que la lápida había sido arrancada y vuelta a colocar. Miembros de la Policía Científica acordonaron la zona y recabaron los datos posibles sobre los autores de la profanación. Los agentes creen que el féretro fue arrastrado en una carretilla que se utiliza en el cementerio para dicho fin, aunque no descartan que también fuera desplazado en un vehículo. La policía localizó dentro del camposanto un turismo marca BMW de color rojo, con aparentes signos de haber sido sustraído y sin las cuatro ruedas, que fue retirado del lugar por una grúa. A pesar de todo, se desconocía la vinculación que este turismo pudiera tener con los hechos. Pruebas de ADN El fuego destrozó el ataúd y también afectó a los restos mortales del policía, de 42 años, casado y padre de dos hijas, por lo que fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, donde se les realizaron análisis de ADN para confirmar que correspondían al subinspector de los geo y no habían sido sustituidos. Según afirmó ayer la Cadena Ser, de fuentes de la investigación, el cadáver apareció con una pala clavada en el pecho y un pico, en la cabeza. Sin embargo, estos datos no fueron confirmados por la Dirección General de la Policía. Los investigadores no localizaron ninguna inscripción o indicio que permitiera determinar la autoría de la profanación. Aún así, centran sus pesquisas en grupos islamistas que buscaran una venganza tras la muerte de siete compañeros suyos en la explosión del piso de Leganés. Los especialistas de la Policía en grupos islamistas explicaron hoy a los responsables de la investigación que en el mundo islámico la quema de cadáveres de «paganos» (no musulmanes) es una práctica de «castigo añadido» a aquellos que hayan causado «dolor» a los «creyentes». La incineración está proscrita para los musulmanes, pues impide llegar al Paraíso, pero una «sura» (cada una de las lecciones o capítulos en que se divide el Corán) hace mención a esta práctica.