| Crónica | Bono, con todos |
El show se traslada a Madrid
El nuevo ministro tuvo una multitud de invitados a su toma de posesión, entre ellos el cardenal Rouco Varela, Paco Vázquez, el cantante Raphael y el juez Baltasar Garzón
José Bono no defraudó y convirtió su llegada al ministerio en una gran fiesta, casi en un show. No llegó a ser lo de los gaiteiros de Fraga, pero ahí le anduvo. Bono invitó a cientos de personas, algunos amigos y otros no tanto, y su intervención tuvo mucho más de mitin que de trámite burocrático. Ante la mirada atónita de los jefes de los tres ejércitos, Bono utilizó su conocido lenguaje entre popular y populista y reconoció que de la tarea que le aguarda apenas sabe nada. Y ciertamente poco habló de Defensa. Prefirió glosar casi uno a uno a sus invitados entre los que destacaba la presencia de dos gallegos. El primero, Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal, que le dio pie a Bono para hacer profesión de fe católica. «Si se prohibiera ser católico y socialista tendríamos que cerrar la mitad de las iglesias y la mitad de las agrupaciones socialistas locales», dijo el ministro, que fue incluso más lejos cuando tachó de «necios» a quienes preguntan de qué sirve tener fe. También alabó al alcalde de La Coruña, Paco Vázquez y contó que cuando el Gobierno llevó el Consejo de Ministros a Galicia Vázquez agasajó a Aznar. Bono le llamó y tuvo esta conversación: «Paco...». A lo que Vázquez contestó: «Si Pepe, pero les he sacado el Puerto de La Coruña». «Error de adscripción» Saludó también al juez Garzón «que tantas alegrías y disgustos ha producido». Y ya en un terreno casi surrealista, agradeció su asistencia al cantante Raphael y a su esposa de los que dijo que «en otras épocas cometieron un error de adscripción, no política, pero cultural». A esas alturas Bono estaba ya lanzado y sudaba de manera copiosa. Y anunció entonces que había propuesto condecorar a los ex ministros de Defensa para que «cuando se pongan el chaqué les podamos dar alguna condecoración naval, que es la única que lleva la bandera de España». Del extremeño Rodríguez Ibarra dijo que ha hecho por España mucho más que «aquellos que a España a veces se la ponen por montera dando la impresión de que son servidores porque de ella hablan y que la sirven desde posiciones complicadas y difíciles y siendo autónomos». En un último favor a Zapatero, cargó contra los nacionalistas, algunos de los cuales apoyaron la investidura del presidente. Aprovechó el momento para recordar a los asistentes sus orígenes familiares. Destacó las inclinaciones políticas de su padre, del que dijo «mi padre fue falangista y yo no soy más honrado que mi padre» y explicó que hay que «juzgar a la gente por lo que es».