Don Juan Carlos asegura que el modelo autonómico está vigente y que «en nuestro Estado hay sitio para todos»
El Rey reclama el mismo consenso que en 1978 para reformar la Constitución
Los gobiernos de Aznar y Zapatero dieron su visto bueno al discurso del monarca
El Rey pidió ayer que la reforma de la Constitución que defiende Rodríguez Zapatero cuente con el mismo respaldo que obtuvo el texto aprobado en 1978. Esos cambios, aseguró, «deben acometerse con el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrarla». El monarca no evitó pronunciarse sobre uno de los asuntos más polémicos y el de mayor calado que deberán abordar los diputados y senadores durante el periodo de sesiones que se abrió ayer. Mientras los socialistas quieren introducir varios cambios (los más importantes, la reforma del Senado y que las mujeres puedan reinar), el PP no es partidario de alterar la ley de leyes. En su discurso de solemne apertura de la VIII legislatura don Juan Carlos elogió la Carta Magna, de la que dijo «depende la preciada estabilidad de nuestro presente colectivo y a la que debemos muchos años de convivencia en libertad, de articulación de nuestra pluralidad y diversidad territorial, de transformación y modernización de España». Presencia de Ibarretxe El Rey recordó que «nuestra Constitución recoge y ampara» la pluralidad del Estado español. «En nuestra nación y en nuestro Estado hay sitio para todos», afirmó en presencia del lendakari Juan José Ibarretxe, quien por primera vez participaba en un acto de este tipo. También asistieron los diputados de ERC, partido en el que se produjo una división interna ya que el sector encabezado por el portavoz parlamentario en el Congreso, Joan Puigcercós, no era participario de acudir. Fue el secretario general, Josep Luis Carod-Rovira quien frenó el boicot. En su discurso, Juan Carlos I lanzó un mensaje nítido a los nacionalistas: el modelo autonómico está plenamente vigente y reconoce la pluralidad y diversidad de España; y la Constitución sólo puede tocarse siguiendo los procedimientos legales establecidos y mediante «el más amplio consenso nunca alcanzado entre nosotros». También apeló a los parlamentarios a respetar la pluralidad del Estado, a «conciliar sus intereses, armonizarlos y hacer de nuestro proyecto de vida colectiva una obra tolerante e integradora que sume en lugar de restar, que a todos nos sirva y a todos nos haga progresar». Su labor, dijo, no debe consis-tir solamente en lograr apoyos para sus programas específicos, sino en buscar el consenso y el entendimimento. «Una vez más apelo a la prudencia y a la responsabilidad, a los hábitos del diálogo sincero, del consenso y la moderación para preservar y fortalecer juntos los pilares esenciales de nuestra convivencia», afirmó. Fuentes de la Casa Real asegu-raron ayer que el texto del Rey se preparó cuidadosamente con mucha antelación y fue visado tanto por el Gobierno saliente como por el actual. Don Juan Carlos hizo un llamamiento a los parlamentarios a «intensificar la cooperación internacional» en la lucha contra el terrorismo. Y añadió una coletilla muy significativa: «especialmente en el ámbito europeo». El monarca se refirió a la «nueva dimensión el terrorismo» que han supuesto los atentados del 11 de marzo, a cuyas víctimas rindió un «pro-fundo homenaje» al iniciar su intervención. «Resulta evidente que acabar con el terrorismo tiene que cosntituir, en esta legislatura, un objetivo prioritario del conjunto de las fuerzas democráticas, desde la firmeza del Estado de Derecho», afirmó. Para luchar contra este fenó-meno, hizo un llamamiento «a la unidad y firmeza» de todos los demócratas e incluso pro-puso «fortalecer una cultura de unidad». «Hoy más que nunca» -apuntó desde el mismo punto de vista- «ha quedado claro que, en este mundo interdependiente y globalizado, nuestra paz, seguridad y prosperidad dependen cada vez más de nuestra acción exterior». En esta mención a la política exterior destacó la importancia de la defensa de los intereses de España en el concierto internacional, como socio de la Unión Europea, volcado en la dimensión iberoamericana, los lazos mediterráneos y los vínculos transatlánticos, «variantes todas ellas complementarias y consustanciales de nuestra posición en el mundo».