Zapatero pide al Consejo de Estado que empiece a estudiar la reforma de la Carta Magna

José Luis Rodríguez Zapatero pidió ayer al Consejo de Estado que comience a estudiar la reforma de la Constitución en los términos recogidos en su discurso de investidura. Limitó el alcance de esos cambios «concretos, pero significativos», a la regulación de la sucesión a la Corona -para eliminar la actual discriminación de la mujer-; a la composición y funciones del Senado y a la incorporación al texto de la denominación oficial de las autonomías, así como una referencia a la futura Constitución europea. Insistió en que para llevar a buen término esas innovaciones «ninguna fórmula es mejor que el mayor consenso». El jefe del Ejecutivo realizó esta petición en la sede del Consejo de Estado, supremo órgano consultivo del Gobierno, durante la toma de posesión de su nuevo presidente, Francisco Rubio Llorente. Allí anunció que su Gobierno remitirá al Consejo, para que emita un informe previo, «la iniciativa que tome en orden a la reforma constitucional», y pidió a la institución y a su presidente «que activen el debate, el diálogo, la participación, y nos presenten finalmente el corazón del consenso». Zapatero animó a estudiar las reformas «pausadamente»; a tener en cuenta todas las opiniones y sensibilidades que hay en la sociedad y que representan las distintas fuerzas políticas para llegar a «fórmulas apropiadas para que puedan ser compartidas». En ese sentido, afirmó que «ningún consenso surge sin una previa participación en su definición, ninguna definición de éxito precede al diálogo y a la mutua exposición de criterios y convicciones, sólo así se fundamenta, extiende y comparte una convicción». El líder socialista justificó la conveniencia de abordar esas reformas porque «son parte ya de la realidad social». Pero, a renglón seguido, matizó que «no puede imponerlas ninguna mayoría», aunque tuviera los instrumentos y los votos suficientes para llevarlas a cabo. Porque, según su interpretación, se trata de cambios que «requieren diálogo sereno» y deben ser comprendidas y compartidas por la inmensa mayoría de los ciudadanos.